“Roberto Montenegro en su peregrinación reciente por Guadalajara nos habla con entusiasmo del buen gusto y del estilo moderno y acogedor de los patios de su tierra de sol y de rosas de la Perla de Occidente. Entre azulejos de talavera, las macetas agobiadas de botones, las fuentes que reproducen en el agua quieta la fastuosidad del color de los crepúsculos…. En estas páginas ofrecemos al lector varios aspectos de los patios de Guadalajara en residencias modernas que ha dirigido el notable artista y arquitecto don Luis Barragán”. (Jueves de Excélsior, 15 de septiembre de 1932.)El arquitecto Guillermo Eguiarte, director de la Casa Luis Barragán en la CDMX, ha montado la exposición Barragán en papel en colaboración con Rafael Plascencia de Artlecta, de la Fundación de Arquitectura Tapatía Luis Barragán y varios coleccionistas, para exhibir las publicaciones sobre su obra en vida de Luis Barragán.“Esta exposición ha sido montada con libros, revistas y publicaciones sobre Barragán que, en su mayoría… pertenecieron al propio Barragán, por lo tanto, está llena de historias y secretos (testigos) de lectores que, a partir de las huellas que dejaron en sus libros, nos invitan a recorrer, desde otras miradas, la trayectoria y la obra de Luis Barragán”, dijo Sarah Obregón al inaugurar la exposición el sábado 4 de febrero. Para verla no hace falta hacer cita, simplemente llegar a la Casa Luis Barragán, pagar cincuenta pesos y listo.Pudimos ver la primera publicación donde escribió el artista Roberto Montenegro en 1932 sobre los patios y fuentes construidos en Guadalajara por Luis Barragán, para concluir con La Plaza. Crónicas de la Vida Cultural de Guadalajara (Año I, No. 9, mayo de 1987), esa revista que publiqué con textos de Guillermo García Oropeza, Fernando González Gortazar, Mario Schjetnan y Nemesio Maisterra, un año antes de que Barragán muriera. En otra mesa, está todo lo que se ha publicado postmortem, de 1988 a la fecha.Adriana Garrido, responsable del archivo de la Casa Luis Barragán, fue mi guía y me explicó detalles de lo más relevante de estas publicaciones para darme cuenta lo bien que promovió Barragán sus obras en revistas nacionales y extranjeras como el Jueves de Excélsior o House & Garden y Architectural Record en 1945 o Journal of the American Institute of Architects en 1952 con la conferencia “Garderns for Enviroment” que dictó Barragán en Coronado, California, citando uno de los pensamientos del artista del paisaje francés, Ferdinand Bac, que proponía que “un jardín contiene en sí mismo al universo entero; ese es el precio por nuestro trabajo, pues, en el arte de la jardinería, encontramos la suma máxima de la serenidad que el hombre es capaz de crear”.La única manera de disfrutar la arquitectura es estar ahí, dejándonos envolver por el espacio, pero, como no podemos estar en dos o más lugares a la vez, no nos queda otra que ver las fotografías y leer los textos de las obras del Premio Pritzker. Nada que ver, por ejemplo, con lo que experimentamos cuando entramos en la sala y vemos el ventanal que da al jardín colgante y nos dan ganas de quedarnos a contemplarlo todo el día o si entramos a la biblioteca y experimentamos, personalmente en persona, esa serenidad de la que habla Barragán.Han publicado sobre la obra de Barragán en aquellos años cuando la arquitectura era ajena a nuestra vida cotidiana -hablo por mí mismo-, no como ahora que está de moda y ha tomado una relevancia mayor, sobre todo, porque hemos descubierto el placer que provocan las buenas obras de arquitectura si nos dejamos envolver. Guillermo Eguiarte conoce la línea del tiempo y la obra de Barragán como la palma de su mano, tal como me di cuenta mientras platicaba con él, antes de pasear por la casa, esa, que atiende todos los días y sabe lo que significa estar en un espacio en donde Barragán logró que privara “el plácido murmullo del silencio”.malba99@yahoo.com