Los últimos días del 2019 quedaron marcados con la oleada de críticas que se dio en redes sociales contra el gobierno de la autollamada cuarta transformación por la exoneración a Manuel Bartlett, director de la Comisión Federal de Electricidad por parte de la Secretaría de la Función Pública, que lo encontró inocente de enriquecimiento oculto y tráfico de influencias, tras investigarlo por revelaciones periodísticas que lo relacionaban con más de una decena de inmuebles y empresas que omitió en su declaración patrimonial.Como se sabe, la bandera anticorrupción es uno de los pilares de la popularidad que ha mantenido en su primer año el Presidente Andrés Manuel López Obrador, por lo que habrá que ver qué estrategia de control de daños hacen de este tema en este arranque de año, cuando seguramente el tema vuelva al debate público.Para la titular de la SFP, Irma Sandoval, el hecho de que las casas y los negocios estén a nombre de la pareja sentimental y de los hijos de Bartlett lo libran de cualquier responsabilidad.Por la eterna tradición de nuestra clase política y gubernamental de usar prestanombres para ocultar las fortunas fruto de sus corruptelas, la investigación de Sandoval recordó a muchos la que hizo en su momento otro titular de la Función Pública, Virgilio Andrade, en el episodio de la Casa Blanca donde exoneró también al Presidente Enrique Peña Nieto y a su esposa, pese a los fuertes vínculos que habían tenido los gobiernos del Estado de México y de la República, durante sus sexenios, con los empresarios de HIGA, dueños de la finca, a los que había beneficiado en los últimos años con multimillonarios contratos de obra pública.Pero lo grave es que Sandoval no fue la única que salió raspada en su credibilidad por este caso.Al día siguiente de su exoneración del 20 de diciembre pasado, vino la acción de López Obrador que encendió sus otrora “benditas” redes sociales, y puso en entredicho también la reputación y las convicciones anticorrupción de Santiago Nieto, el implacable titular de la Unidad de Inteligencia Financiera (UIF) de la Secretaría de Hacienda, al aparecer junto a Bartlett, en la foto que tuiteó AMLO comiendo también con la secretaria de Energía, Rocío Nahle, y el gobernador de Querétaro, Francisco Domínguez, en el restaurante Barbacoa de Santiago de Palmillas.Esa fotografía y la gira misma del Presidente con el titular de la CFE por Querétaro a menos de 24 horas de su exoneración, fue tomado como un claro espaldarazo presidencial a Bartlett, pero también causó irritación social. Lo menos que se decía en redes es que trataba de un “cinismo”.Por eso uno de los retos de López Obrador y su equipo en este inicio de 2020 será demostrar que su lucha anticorrupción no es facciosa, y que sólo se castiga a los enemigos políticos y no a los de casa por más evidencias que existan. De lo contrario, la principal bandera política de AMLO podría quedar más que tatemada, como mala barbacoa.(Les deseo, estimado lector, lectora, lo mejor para este 2020).jbarrera4r@gmail.com