La demanda generacional que dominó las últimas cuatro décadas del siglo pasado fue la democratización del país que se materializó, luego de muchas luchas sociales, con la primera alternancia política en las elecciones presidenciales del año 2000.Siguió luego la exigencia social de la lucha contra la corrupción en la que seguimos sin avanzar pese a que fue la principal oferta y bandera política en las tres campañas electorales que encabezó Andrés Manuel López Obrador hasta que en 2018 logró llegar a la Presidencia de la República. A esta demanda generacional pendiente de cumplir se le sumará la que sin duda se ha convertido en el principal anhelo de la crispada sociedad mexicana que es la pacificación del país y que pasa por detener el creciente poder del crimen organizado y combatir su infiltración en cuerpos policiales, gobiernos, empresarios y comunidades enteras.Esta es otra de las conclusiones a las que podemos llegar al seguir la estela de las muertes por homicidios registrados en México en los últimos treinta años que dio a conocer el Instituto Nacional de Estadística y Geografía (Inegi) esta semana en su serie histórica 1990-2020.De entrada, podemos afirmar que la inseguridad y la violencia no fueron la motivación principal para que el PRI perdiera por primera vez la Presidencia del país, ya que el panista Vicente Fox recibió del priista Ernesto Zedillo una República con una baja sostenida en el número de homicidios que venía desde el sexenio de Carlos Salinas de Gortari y que registraban poco más de 10 mil homicidios por año.En el sexenio de Fox (2000-2006) esa tendencia a la baja se pierde pero nunca se registró un pico que rebasara los 11 mil homicidios anuales.Con Calderón todo cambió y vino el primer gran disparo en el crecimiento de los homicidios que muchos atribuyen a su guerra contra el narco, que tomó como ruta para legitimar su cerradísimo triunfo electoral ante AMLO y sus reclamos de fraude electoral. En su campaña electoral se postulaba como el Presidente del empleo y de las “manos limpias”, atendiendo justo el combate a la corrupción que ya se perfilaba como la principal exigencia social. Aunque tuvo una baja inicial en su primer año con menos de 10 mil homicidios, a partir del 2007 los crímenes se dispararon y cerró su administración en 2012 con niveles ya alarmantes de 25 mil homicidios anuales.El regreso del PRI al poder con Enrique Peña Nieto no trajo ninguna solución a esta crisis. Más allá de sacar del discurso el combate al narco que Calderón lo mencionaba cotidianamente, logró una disminución de asesinatos en sus primeros dos años al bajarlos a 20 mil en promedio anual, pero a partir de finales del 2014 vino un rebote que llegó a los 30 mil homicidios al término de su gestión en noviembre del 2018.Tanto Peña Nieto como AMLO prometieron pacificar al país atendiendo las causas de la violencia con programas sociales. Como lo dicen las cifras, Peña incumplió, como también ha incumplido López Obrador con su política de “abrazos y no balazos” que a la mitad de su sexenio ya nos tiene en niveles por arriba de los 35 mil homicidios. Por eso es tan pírrico celebrar que en 2021 bajaron los asesinatos respecto a 2020, teniendo aún 35 mil 625, niveles jamás alcanzados en los últimos treinta años.jbarrera4r@gmail.com