Cada una de las 6 mil 340 cámaras de videovigilancia instaladas en los postes del Área Metropolitana de Guadalajara nos cuestan en promedio 90 mil pesos al año. En la CDMX, ese costo es de 25 mil pesos, pero no sólo eso, allá operan 64 mil 807 cámaras (diez veces más que nosotros con una población similar) y las diferencias de resultados son abismales.La reciente balacera en Andares, en Zapopan, exhibió nuevamente las deficiencias de nuestro sistema de videovigilancia. Los tiroteos se multiplican así como los ejemplos en donde el Escudo Urbano C5 no sirve de nada. Hasta ahora en ningún evento relevante ha sido determinante para realizar una detención clave o prevenir un ilícito de alto impacto.Veamos las diferencias. En la gestión de Claudia Sheinbaum, el sistema de videovigilancia C5 de la CDMX cuadruplicó el número de cámaras de 14 mil 410 a más de 64 mil. La meta es llegar a 80 mil este año. En cambio, el sistema de videovigilancia Escudo Urbano C5 de Jalisco ha mantenido el mismo número de cámaras en este sexenio.En la CDMX, el C5 tiene más de un millón de seguidores en redes sociales, en donde comparte un corte semanal de casos relevantes de prevención, auxilio y detención de criminales.En su último reporte (que comparto en mi Twitter @jnlomeli) muestran el asalto a un automovilista con un seguimiento en tiempo real a los ladrones hasta su arresto. En otro caso, las cámaras detectan a una mujer que recibe tres puñetazos de su pareja en una oscura calle; en minutos, la Policía detuvo al agresor.También comparten el arresto de un violador que acaba de cometer un abuso adentro de un mercado, y la detección, seguimiento y aprehensión de los asaltantes de una micro, entre otras historias. Todo esto en la última semana nada más.En cambio, el Escudo Urbano C5, con menos de 50 mil seguidores en sus redes, comparte puntualmente el estado del tiempo (llueve, está nublado) y el tráfico vehicular, una labor fácilmente sustituible por un Google Maps. En el último mes compartió más de 40 videos de tráfico en La Minerva, López Mateos, Periférico...La CDMX opera un sistema de videovigilancia que, en comparación al de Jalisco, es tres veces más barato, diez veces más grande e incalculablemente más eficiente.Ricardo Sánchez Beruben, coordinador Estratégico de Seguridad del Estado, debe explicar por qué nuestra videovigilancia no funciona y en qué se gastan los 569 millones de pesos que cuesta al año. El sistema fue adquirido por el Gobierno de Aristóteles Sandoval, por lo que hay muchas preguntas por responder: ¿compramos una tecnología deficiente? ¿Cuáles son las diferencias con el C5 de CDMX? ¿Qué resultados justifican ese gasto? ¿Por qué sigue aumentando cada año el presupuesto?Mientras el gobernador Enrique Alfaro felicita a los militares (sin dedicar una palabra a los tres civiles lesionados), y anuncia que “reforzará la vigilancia” y revisará la operación de escoltas y empresas de seguridad privada; mientras Juan José Frangie habla de protocolos en restaurantes para comensales (meterse debajo de las mesas, no correr); mientras Pablo Lemus anuncia mayor coordinación; mientras todos anuncian más patrullas, más policías, más militares, los tiroteos se repiten, pero nadie, absolutamente nadie se pregunta: ¿por qué nuestro carísimo sistema de videovigilancia no funciona?