Con la arrogancia que sale todos los días al púlpito de su rueda de prensa mañanera, ayer el Presidente Andrés Manuel López Obrador (AMLO) aseguró que en la última de sus encuestas que revisó el fin de semana pasado, subió de 70 a 71 por ciento el porcentaje de mexicanos que lo aprueban y que votarían por que los siga gobernando en un ejercicio de revocación de mandato. Luego burlonamente aceptó que los que quieren que se vaya subieron de 25 a 26 por ciento. Así que concluyó que ahí la lleva.Lo cierto es que esa popularidad no se reflejó en la venta de los boletos de la fraudulenta rifa del avión presidencial que le enjaretó a la Lotería Nacional y que hasta el último minuto todavía trataba de colocar los “cachitos” sobrantes desesperadamente.Ayer AMLO todavía trataba de ver el vaso medio lleno y presumía que con el boletaje vendido se había recaudado lo equivalente a los premios de 20 millones de pesos que se otorgarán como premio a los 100 ganadores y que quedaría un restante, indefinido aún, para la compra del equipo médico prometido y para lo que en teoría hay un presupuesto público ya designado.Pese a este descalabro en la rifa del avión presidencial, el presidente seguirá utilizándolo como su objeto mágico para distraer de los grandes pendientes de la 4T, como los muertos de la pandemia, la inseguridad y los retrocesos económicos. Mientras siga sin venderse, y costando su mantenimiento al erario, López Obrador lo tendrá, junto con La residencia oficial de Los Pinos que dejó de habitar, como su mayor símbolo para ondear su bandera del gobierno más austero y enemigo de los lujos y despilfarros que achaca, con razón, a sus antecesores.Donde también la falló la clientela fue en el tema de la consulta para enjuiciar a los ex presidentes Carlos Salinas de Gortari, Ernesto Zedillo, Vicente Fox, Felipe Calderón y Enrique Peña Nieto. De los más de 30 millones que votaron por él en julio de 2018, a las mesas de recepción instaladas en las últimas semanas por simpatizantes de Morena para recabar firmas no se acercaron ni siquiera los dos millones que se requerían para presentarla como iniciativa popular.Por eso ayer el Presidente tuvo que meter el hombro al presentar él mismo la pregunta para una eventual nueva consulta con el mismo fin que deberá analizar y autorizar la Suprema Corte de Justicia de la Nación, pero que de paso le servirá para sustituir al distractor que fue siempre la farsa de la rifa del avión. Las convocatorias insuficientes para estas dos causas centrales en la narrativa del gobierno de la 4T, sin duda representan una baja en la taquilla por las escenas circenses tan previsibles a las que últimamente han apostado.jbarrerar@gmail.com