Ismael del Toro tiene la posición más cómoda, dirán algunos, porque sus votos dependen fundamentalmente de lo que hizo y lo que haga el candidato a gobernador, Enrique Alfaro. Pero también, creo yo, la más incómoda de esta elección, pues no puede criticar absolutamente nada de lo que pasó y pasa en el Gobierno municipal, que sin duda tiene cosas que ha hecho muy bien, pero otras donde ha sido un fracaso. Proponer, como lo ha hecho, continuidad, solo continuidad y nada más continuidad es francamente irresponsable y puede ser incluso contraproducente. El caso de Pablo Lemus es distinto pues busca la reelección; él es responsable de lo que hizo y dejó de hacer y eso es lo que está en la balanza, pero un poco de autocrítica tampoco le caería mal de cara al proceso electoral.Las áreas más críticas son sin duda seguridad y alumbrado público. El incremento de la incidencia delictiva en los municipios de Guadalajara y Zapopan en los últimos dos años son alarmantes, y si bien hay una disminución en el mes de abril hay que esperar al menos tres meses más para ver si estamos hablando de una tendencia. Plantear la continuidad de la política de seguridad de este trienio suena más a amenaza que promesa. Las condiciones de inseguridad derivadas del crimen organizado pueden explicar el número de homicidios, pero el resto de los delitos como robo a casas, a personas y vehículos son responsabilidad directa de la policía municipal y de las políticas de seguridad de los ayuntamientos. La famosa Agencia Metropolitana de Seguridad no funcionó, lo dicen los alcaldes y jefes de policía: no coordina nada y no aporta nada. Todo menos continuidad en seguridad por favor, pero para ello se requiere un mínimo de autocrítica.El otro gran fracaso de las administraciones naranjas, notoriamente en Zapopan, pero también en Guadalajara, ha sido el alumbrado público. En Zapopan tropezaron con una licitación mal hecha que abrió la puerta a cuestionamientos y amparos. Luego lanzaron un plan de emergencia que 90 días después sigue sin funcionar ni dar resultados. Más allá del número de lámparas que no funcionan, el problema es que en ambos municipios las que escogieron alumbran poco y mal, hace efecto cebra y dejan la banqueta completamente a oscuras. No es gratuito que las zonas de Guadalajara con más índice de robo a personas, el Centro y la colonia Americana, sean donde hay más reportes de lámparas sin funcionar.Para poder solucionar un problema lo primero es reconocer que existe. Ignorarlo para que no afecte las campañas puede ser contraproducente. Pero para ello se requiere un poco de autocrítica y esa no ha sido, digamos, la característica de los gobiernos naranjas.(diego.petersen@informador.com.mx)