La noche del sábado pasado, 26 de octubre, ocurrió algo totalmente inusitado en Guadalajara: una camioneta atravesó la Plaza Guadalajara y se metió a fuerza de motor, hasta el Paseo Alcalde justo a las puertas de la Catedral Metropolitana… sólo paró cuando una masa de personas la detuvo, literalmente, con cuerpos bajo las llantas. La escena, totalmente dantesca, hizo estallar las especulaciones: ¿Era un ataque directo a una ceremonia religiosa en la que participaban simpatizantes del Frente Nacional por la Familia (FNF)?Este bloque de asociaciones civiles que ostentan entre sus rasgos comunes el credo católico y su postura contra el aborto, conmemoraba fuera de la Catedral Metropolitana la Cuarta Celebración Nacional a favor de la Mujer y la Vida. Se hallaban en el espacio más concurrido del eje central del Paseo Alcalde, entre la principal iglesia católica del Estado y los edificios sede del Gobierno Municipal y el Gobierno del Estado; sin duda, el espacio con mayor carga simbólica para los jaliscienses.Es el mismo sitio donde se concentran los celebrantes la noche del Grito de Independencia en septiembre; es el lugar de donde parten y a donde llegan competencias deportivas; es también el espacio de manifestaciones y protestas, igual que de eventos culturales. Es, en fin, el sitio donde se congregan los tapatíos, los jaliscienses y los visitantes del país y del mundo.Y fue ahí, justamente, donde un desquiciado que había robado una camioneta, llegó después de atropellar a 16 personas huyendo de la policía. Por fortuna, no hubo personas fallecidas, pero estuvo cerca.De inmediato, las redes sociales difundieron rumores y especulaciones. La versión más repetida: era un ataque intencional contra los manifestantes Provida y apenas unos días después de haberse aprobado en el Congreso del Estado (a dos cuadras de distancia) la despenalización del aborto.Las autoridades locales actuaron de inmediato. El agresor fue detenido y los lesionados atendidos. A la fecha de publicarse este texto, sólo cuatro de los afectados están todavía hospitalizados. La versión oficial circuló minutos después de los hechos: el autor del atropellamiento, por más increíble que parezca, es un simple ladrón.Sin embargo, uno de los líderes del movimiento Provida, Jaime Cedillo, presentó ayer una exigencia pública para que las investigaciones judiciales se realicen con celeridad y transparencia. Alimentó la polémica porque no descartó que en lugar de un robo, haya sido un ataque premeditado contra los manifestantes por su movimiento y sus causas.La presidenta municipal de Guadalajara, la primera mujer en ocupar el cargo después de haber ganado las elecciones, Verónica Delgadillo García, se halla en una encrucijada de la que debe salir airosamente: Debe demostrar qué pasó, cómo y por qué ocurrió, y apoyar en el marco de sus facultades legales todas las acciones que esto requiere. No deben quedar dudas.En los gruesos e históricos muros de la Catedral hay nichos donde ven pasar el tiempo estatuas de mártires católicos de la Guerra Cristera. Son testigos mudos de un recordatorio permanente: en nuestra ciudad, igual que en el resto de la república, deben garantizarse con total seguridad, el derecho de creencia, el derecho de protesta pública y el derecho de no ser discriminados y mucho menos, violentadosEs cierto que en la ciudad y en el Estado vivimos tiempos violentos, pero el colmo sería que se propague indiscriminadamente la versión de que los participantes de Provida son atacados por su ideología.A la autoridad municipal le obliga la ley a brindar seguridad a quienes están en el Centro Histórico y en el Paseo Alcalde. Cueste lo que cueste, debe garantizarse que quienes están ahí por cualquier motivo: compras, fiesta, protestas o paseo, podrán hacerlo sin que los amenacen o agredan.Las sospechas y los rumores negativos, sin pruebas, nos dañan a todos.