Hasta recientemente, en el Área Metropolitana de Guadalajara se consideraba que las redes de alcantarillado deberían ser sistemas de drenaje combinado utilizándose conceptos tradicionales de diseño de colectores. La falta de datos confiables de lluvia, indispensables para una buena estimación previa de caudales de escurrimiento y el utilizar procedimientos de cálculo y verificación empleados hace sesenta años, resultaron en redes con capacidad muy deficiente de desagüe.Por ejemplo, el colector López Mateos (capacidad máxima 30 m3/s) es producto de un plan de colectores de la década de los 60’s cuyo trazo siguió la carretera de acceso a la Guadalajara de entonces, sin considerar el comportamiento de los escurrimientos transversales en las micro cuencas, transfiriendo de manera inconveniente caudales de la cuenca San Juan de Dios a la de Atemajac. El diseño del sistema de colectores de la creciente ciudad, no visualizó la futura urbe.Entre los técnicos, durante años, prevaleció la idea que el problema del drenaje se traducía en poner tubos, que la solución era determinar qué tubo poner dado el escaso interés dedicado al tema del drenaje urbano.Una nueva visión obliga a adoptar políticas públicas orientadas a consolidar el desarrollo ordenado de nuestra ciudad, para lograr que sea más compacta, productiva, competitiva, incluyente y sustentable, que facilite la movilidad elevando la calidad de vida de sus habitantes y disminuyendo los riesgos de afectación en la vivienda e infraestructura urbana.Debemos fortalecer la gestión integrada y sustentable del agua, incrementar la seguridad hídrica ante sequías e inundaciones y establecer como estrategia principal la construcción de drenaje pluvial sustentable, el agua como elemento generador de responsabilidad global de la sociedad para convertirnos en una referencia de liderazgo en la gestión, administración y manejo integrado del agua en el mundo.En materia de drenaje pluvial, el artículo 86 bis de la Ley del Agua de Jalisco, impone por primera vez en México a los desarrolladores de vivienda, así como a industriales y nuevos comercios, la obligación de considerar los conceptos impacto hidrológico cero y control en origen, que se aplican en países como Australia, Estados Unidos, Unión Europea, Centro, Sudamérica y por primera vez en nuestra ciudad, que en esta materia es vanguardia nacional.El crecimiento de nuestras principales zonas urbanas provocó la impermeabilización del suelo, generando un fuerte impacto en las condiciones de escurrimiento de las cuencas, que se convierten en encharcamientos e inundaciones. Se pone de manifiesto una alteración al ciclo hidrológico natural pues esto no ocurriría en condiciones naturales.Este fenómeno impulsa a enfrentar la gestión de las aguas pluviales desde una perspectiva no convencional, que combine aspectos hidrológicos, medioambientales y sociales.Internacionalmente, el esquema actual más aceptado es el de impacto hidrológico cero, poniendo en práctica acciones que ayuden a preservar el proceso de drenaje natural del agua de lluvia.Uno de los métodos más aceptados como control en el origen es la implementación de depósitos de detención o retención a nivel micro en viviendas, estacionamientos, bodegas comerciales e industriales, conjuntos habitacionales y todo aquel desarrollo que genere impermeabilización del suelo o provoque taponamientos de los cauces naturales por invasión de la zona federal.El control en el origen pretende regresar las condiciones hidrológicas lo más parecido a las existentes antes de la urbanización, participando los propietarios y desarrolladores de las nuevas construcciones en el control de los escurrimientos adicionales provocados por la urbanización.Estos dispositivos propician la infiltración controlada, sin contaminantes, pueden almacenar el agua de lluvia de manera temporal para reutilización en riego de áreas verdes y sirven para regular la descarga de las viviendas gradualmente, coadyuvando al funcionamiento ordenado y eficiente de los sistemas de colectores.El drenaje pluvial sustentable está compuesto por acciones no estructurales, como cambios institucionales de leyes y reglamentos, y acciones estructurales de infraestructura hidráulica que aproveche y controle el escurrimiento provocado por el agua de lluvia impidiendo el colapso del sistema de colectores de drenaje, mediante canalizaciones y captaciones conocidas como sistemas acuíferos de regulación e infiltración (SIARI). Muchos de ellos ya se han construido en esta ciudad.*MSc. Ing. Fernando Rueda Lujano. Consultor.fruedal@prodigy.net.mx
