Domingo 17 de noviembre de 2019. Plaza de Toros Nuevo Progreso. Segunda corrida de la temporada, con una entrada de tres cuartos de plaza. El público iba expectante por ver el regreso de Andrés Roca Rey, quien alternó con el extremeño Antonio Ferrera y Joselito Adame. La ganadería Jaral de Peñas, propiedad del ganadero y extraordinario señor Juan Pedro Barroso, envió una corrida de toros muy bien presentados y con edad, bravos, salvo el sexto, todos con trapío y aplaudidos en la salida por su bella estampa, mereciendo tres de estos el arrastre lento.Antonio Ferrera es un gran torero. A sus 41 años de edad, el nacido en Extremadura, España, parece que tiene el hambre de los que comienzan, pero dotada de arte y torería. Es uno de los toreros que, cuando la suerte lo posibilita, el toro y el torero se funden en el sublime ritual del toreo, surgiendo como ayer una obra de arte cargada de belleza y emoción.Así fue la faena al toro “Virrey”, el primero de la tarde, un toro colorado que Ferrera recibió con lances bellísimos con el capote. Lo llevó al caballo por chicuelinas mirando al tendido, dejándolo puesto luego de enrollarse entre el capote y el toro, provocando los aplausos de un público emocionado. Luego, también con los ojos hacia el tendido, hizo un quite por gaoneras. De rodillas, con la muleta, templando y bajando la mano, logró que el toro pasara muy cerca de él, planeando, surcando con el hocico la arena, con ilación, y rematando también de rodillas con el pase de pecho y cambio de mano, provocando los aplausos.Lo toreó por naturales, y como el toro embestía con bravura, pegó un natural seguido de un derechazo desmayando la muleta, poniendo al público de pie. Se le veía feliz, en su esencia torera. Mató con media estocada y recibió las dos orejas. El segundo toro fue lidiado bajo un aguacero, chapaleando el toro y el torero, con mucha dificultad, pero logrando fraguar buenos pases con la muleta, a base de tesón, matando y descabellando para recibir otra oreja, siendo así el triunfador de la tarde.Joselito Adame tuvo que lidiar también bajo la lluvia. Con el primer toro no tuvo suerte, por la discontinuidad en la embestida. Fue paciente, pudo torear por momentos, pero no se logró la faena y las opiniones se dividían en el tendido. Al segundo toro sí que le pudo y muy bien. La gente le reconoció que cuando quiere, puede. A pesar de que el toro fue apenas picado, embestía. Le hizo un quite por chicuelinas en un ruedo que ya era lodo y aserrín. Con la muleta toreó sentado en el estribo. El toro era bravo, codicioso, lo que le permitió torearlo por el derecho con mucha soltura. Mató recibiendo, el toro recibió el arrastre lento, y Joselito una oreja.Andrés Roca Rey demostró con su primer toro, lo bien que anda en torero. Con el capote comenzó por verónicas e hizo un quite por gaoneras. Los estatuarios con la muleta, sin moverse, fueron una estampa rica en valor y arte. Toreó por naturales larguísimos, haciendo pasar al toro con mucha hondura, y luego de ceñirlo, muy cerca de él, dejaba caer la muleta con el pase del desdén, provocando los olés. Por la derecha toreó también con mucho sabor, y luego de matar le cortó una oreja. Al segundo toro no pudo hacerle nada porque iba distraído y rehuía de la suerte. Gran tarde de toros, y de lluvia.