La elaboración de vino de mesa surge con la llegada de los españoles a suelo mexicano, ya que en América no existían las uvas para la producción de vino (“Vitis vinífera”). Existían algunos tipos de uva (criolla, y de ornato), que eran de la misma familia pero no la misma variedad. Se dice que Hernán Cortés, que traía un buen cargamento de vino de España, al terminarse estas barricas de vino, ordenó que se plantaran varios cientos de viñas, esto con el pretexto de tener vino para las misas y continuar con la evangelización, y claro para la alimentación de los españoles también. Muy pronto, en el siglo XVI, se empezó a producir vino, incluso el rey Carlos V ordenó que todo barco que viniera a la Nueva España trajera vides para sembrarlas en suelo mexicano. Se llegaron a producir en diversas regiones del país teniendo varios fracasos en todas las zonas costeras, y con mejor resultado en Zacatecas, Puebla y en Parras (Coahuila), lugar donde se funda la bodega “Marqués de Aguayo” (primera bodega comercial del país) en 1593, sin embargo, por presión de los productores españoles de vino, aunado a una plaga en las plantaciones, se prohibió la siembra y producción de vino en el Nuevo Mundo por Felipe II, quedando sólo los viñedos con fines religiosos de los misioneros. Hubo algunas excepciones como el caso de Lorenzo García, quien recibe títulos de propiedad de tierras y manantiales por la corona española y funda Bodegas San Lorenzo (Hoy Casa Madero) en 1597. Sin embargo, luego de más de cien años con la creación de las Misiones, los jesuitas reviven este cultivo y producción de vino, iniciando en 1717 y que para el año 1767 ya había una buena producción, primero en la península de Baja California y luego en toda la Alta California (de aquí la importancia de las Bodegas de Santo Tomás fundadas en 1888 y también la región del Valle de Guadalupe por completo, que se fortalece con la llegada de una colonia rusa en 1906). Un dato curioso es que se crea la uva Misión con el fin de que resistiera la temperatura y terreno de esas regiones.En la consumación de la Independencia, el vino importado es grabado con fuertes impuestos, para impulsar la producción nacional, sin embargo, debido a la plaga de la Filoxera es arrasada toda la producción del Centro del país. Durante la Revolución queda olvidada la producción de uva y no es sino hasta 1939 que se inicia el cultivo en el Norte de México, después siguió en el Centro del país (Querétaro), llegando a estar cultivadas 15 mil hectáreas en suelo mexicano. En mi siguiente publicación continuaré con esta apasionante historia. Muchas Gracias.