Como pronosticamos aquí el viernes pasado, el debate fue aprovechado principalmente para atacar al puntero, Andrés Manuel López Obrador, quien llegó con una ventaja inédita sobre Ricardo Anaya y José Antonio Meade.La incógnita hoy es si el debate cambiará o no, y hasta qué grado, las tendencias mostradas hasta ahora en las encuestas pre electorales.Sin duda, los candidatos quedaron a deber en el debate en el que a pesar del ligero dominio de Ricardo Anaya, aún con el uso de fake news contra AMLO, no hubo un ganador contundente. No podemos decir tampoco que pese a haber evadido la mayoría de los cuestionamientos, el perdedor haya sido Obrador, quien con su sólo lenguaje corporal mostró la incomodidad en la que estuvo en el encuentro del que, inmediatamente al concluir, se retiró sin despedirse. Su desdén al debate lo mostró también ayer al negarse a dar entrevistas sobre lo que vivió la noche del domingo. Prefirió regresar a la plaza pública, donde se le volvió a ver sonriente.Lo que es claro es que los candidatos no estuvieron a la altura del momento crítico que padecemos por la violencia y la inseguridad, y el hartazgo por los permanentes escándalos de corruptelas sin castigo.Predominó la ocurrencia o la frase fácil (destacó desde luego la de mochar la mano a los corruptos de “El Bronco”) y estuvieron lejos de acercarse a la definición de propuestas para resolver estos dos asuntos que son las dos principales demandas de la población.La buena noticia es que el formato diseñado por el INE ayudó a tener un debate menos acartonado y rígido como los que siempre habíamos tenido en México desde 1994. Los periodistas moderadores pudieron hacer preguntas directas a cada uno de los aspirantes, y abrieron la posibilidad al resto de los candidatos de interpelarlos. Eso contribuyó a tener un debate más ágil y fresco, pero al que le faltó profundidad. Habrá que trabajar en ello para seguir evolucionándolo.Quien más aprovechó sin duda estas nuevas condiciones fue Anaya, quien llegó con tablas, citas y fotos, y fue el más preciso al momento de cuestionar a AMLO y a Meade. A Anaya le favoreció también que ni Margarita Zavala, ni Meade estuvieron faltos de puntería en sus críticas por el caso de sus negocios inmobiliarios. Eso contrastó con el candidato del PRI que aunque se mostró con dominio de los temas que expuso, nunca pudo emocionar al renunciar a la prudencia extrema que le impide deslindarse de un Gobierno desaprobado por la ciudadanía, aun cuando fue cuestionado directamente del tema por los moderadores. Anaya fue también el ganador del post debate, al aparecer como el ganador en varios sondeos, y al colocar en cada una de las entrevistas que le hicieron ayer, la idea de que luego del debate sólo él le puede ganar a AMLO.jbarrera4r@gmail.com