Para escribir este artículo entrevisté a distintas mentes brillantes del Sistema Nacional de Investigadores (SNI). Las cuales están siendo evaluadas para su permanencia o promoción dentro del sistema. Me han pedido no citarlos, por eltemor de ser afectados en el resultado de la evaluación.Trataré de darles voz a través de mi acento.La investigación no es una línea recta, es desafiante y va evolucionando. Es la estimulante tarea de compartir reflexiones con colegas y brindar con los antecesores que contribuyeron desde experiencias pasadas. Es la capacidad deentender poco a poco, cada vez más de algo. Es encontrar las piezas que hacen una imagen más grande y maravillarse con el resultado.Ser investigador o investigadora es más que estar sentado horas tratando de resolver enigmas. Es más profundo que tratar de unir puntos en el vacío. Es más que leer páginas que parecen infinitas. Es más que asistir a congresos y convenciones. Es más que un gafete. Es mucho más que el apoyo económico que se les entrega.Ser investigador es el alma entregada a encontrar la pregunta correcta. Es una vocación vulnerable a la idea de cuestionar. Es el sentido de vida y trabajo para más de 33 mil investigadores del SNI que quieren hacer comunidad para encontrar soluciones a problemas específicos y retribuir al país. Es más que la humildad de saber que entre más saben, más les hace falta por descubrir.Es no dormir por el sueño de encontrar respuestas. Es el diálogo docente donde se encuentran pistas de investigación que los alumnos te dan.Por eso indigna que se acepte como investigador a Alejandro Gertz Manero y se le otorgue nivel grado III. Sin méritos, sin rigor académico, sin aportaciones científicas y sin cumplir con los criterios a los que todos fueron sometidos. Una falta de respeto, una injusticia.Por eso les duele ver como Conacyt destina cerca de 6 millones de pesos a proyectos de John Ackerman, con un claro sesgo político, ideologizado y con tintes de adoctrinamiento. Lejanos del rigor científico.Por eso les lastima ver cómo se reduce el presupuesto a los Centros Conacyt, cómo se desaparecen los fideicomisos destinados a la ciencia y la tecnología o se borran los apoyos a los centros de investigación privados. Por eso desespera ver cómo se abandonan a 45 becarios en el Reino Unido y permanecen miles de investigadores en la zozobra de conocer si serán o no ratificados.Es mi tinta la voz de muchas investigadoras e investigadores que sufren los cambios de criterios de evaluación. Que sobrepasan los complejos y complicados trámites. Que hacen magia con los recursos que les son asignados. Y que se encuentran confundidas con un gobierno que les da la espalda.Este es un caso más donde se espera que los funcionarios públicos vean por la razón de sus funciones y no por la política y otros intereses. Nos gustaría ver que Elena Álvarez Buylla pusiera en el centro a la ciencia. A Rosario Ibarra a los Derechos Humanos y a Alejandro Gertz Manero a las víctimas.Queremos libertad científica, no queremos fuga de cerebros ni de las almas entregadas al conocimiento.@JoseiRasso