Miércoles, 27 de Noviembre 2024

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Allegro ma non troppo

Por: Sergio Aguirre

Allegro ma non troppo

Allegro ma non troppo

“La humanidad se encuentra -sobre todo el acuerdo es unánime- en un estado deplorable”. Carlo M. Cipolla.

A veces se vale recordar a los grandes clásicos de la racionalidad. Me lo vuelvo a encontrar de frente por la visita reciente de mis hijos, esclavizados aquí para tratar de enseñarles a clasificar libros porque asegún, es una muy buena manera de aprender. Porque además la pequeña biblioteca tiene el deber de reacomodarse para estos bizarros tiempos, aunque nunca ha dejado de moverse. Uno de mis textos más leídos y releídos y quizá reescritos es la segunda parte de ese escrito genial. Una patada de no sé cuál, lo sacó por ahí. Porque a veces hay de aventar los libros al piso para su reubicación.

Va de nuevo otra de mis síntesis sobre las leyes fundamentales sobre la estupidez humana, de don Carlo:

La primera afirma: siempre e inevitablemente cada uno de nosotros subestima el número de individuos estúpidos circulando por el mundo. Hay más de los imaginados.

La segunda establece: la probabilidad de ser persona estúpida, es independiente de cualquier otra característica de la misma. O sea: cualquiera puede serlo, independiente de su nivel educativo, social o económico, raza, sexo o religión. Lo puede ser un premio Nobel o un analfabeta.

La tercera ley -llamada ley de oro- define: una persona estúpida es quien, sin obtener nada a cambio, causa un daño a otra persona o grupo de personas, o incluso obteniendo un daño propio.

La cuarta advierte: las personas no estúpidas subestiman siempre el potencial nocivo de las gentes estúpidas. Los no estúpidos a son ingenuos a veces. Olvidan constantemente que en cualquier momento y lugar, y en cualquier circunstancia, tratar y/o asociarse con individuos estúpidos, se manifiesta infaliblemente como un costosísimo error.

Finalmente la quinta ley resalta: la persona estúpida es el tipo de persona más peligrosa que existe. Así de plano. Y el corolario de esta ley dice: El estúpido es más peligroso que el malvado.

El mismo autor observa respecto de la tercera de las leyes anotadas, el actuar estúpidamente, causando daños a los demás, sin obtener beneficios, e incluso, causándole daños a sí mismo, esta última conducta catalogada como súper estupidez.

La afirmación es la siguiente: “A la vista de esta Tercera Ley Fundamental, las personas racionales reaccionan instintivamente con escepticismo e incredulidad. (…). Todos nosotros recordamos ocasiones en que, desgraciadamente estuvimos relacionados con un individuo que consiguió una ganancia, causándonos un perjuicio a nosotros; nos encontrábamos frente a un malvado. También podemos recordar ocasiones en que un individuo realizó una acción, cuyo resultado fue una pérdida para él y una ganancia para nosotros. Y al revés”.

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