Domingo, 22 de Septiembre 2024

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Alfaro y las Serpientes y Escaleras

Por: Jaime Barrera

Alfaro y las Serpientes y Escaleras

Alfaro y las Serpientes y Escaleras

No ha sido un buen semestre para el gobernador Enrique Alfaro, el otrora habilidoso y potente piloto político electoral que burló y rompió las barreras del bipartidismo histórico en Jalisco en los dos pasados procesos electorales estatales, pese a conducir el modesto vehículo llamado partido Movimiento Ciudadano.

Sin duda, una muy mala noticia para las y los naranjas en campaña a tan sólo 16 días de la jornada comicial del 6 de junio.

El haber transitado las últimas semanas y horas con la brújula fija entre la atribución de culpas al Gobierno federal y sus adversarios políticos en los temas y preocupaciones más sensibles para los jaliscienses, y sus aficiones futboleras, sin el asomo mínimo de autocrítica, le ha traído un enorme desgaste a su figura, que es el principal motor del movimiento político que lleva su apellido.

Sólo al interior de MC deben tener el pulso de cuánto contribuyó a esta pérdida de rumbo el trastocamiento de los equilibrios internos que significó la dimisión de su principal operador político, Ismael del Toro, en la búsqueda de la reelección de la presidencia municipal de Guadalajara, y la abrupta llegada del grupo Coparmex-Zapopan para competir por las principales posiciones en juego en la elección local (¿Si gana MC en Zapopan y Guadalajara termina el alfarismo e inicia el Lemusismo? Pareciera ser la inquietante y desquebrajante incógnita).

Lo cierto es que los tumbos y bandazos expresados desde el Gobierno estatal ante la desbordada crisis de inseguridad y violencia, materializada en el registro del primer desplazamiento de población en Los Altos por la disputa de territorio de las mafias y las desapariciones imparables, la carencia de agua en amplias zonas de la metrópoli y el fuego que devora nuestras áreas naturales, han hecho perder a Alfaro gran parte de los bonos que acumuló por el buen manejo inicial de la pandemia justo hace un año y que positivamente lo diferenció del desastre con el que el Presidente Andrés Manuel López Obrador enfocó la aparición de la emergencia sanitaria, y que empoderaron al mandatario jalisciense para reclamar las otras innegables incapacidades y ausencias que en Jalisco ha tenido el centralista Gobierno de la autollamada cuarta transformación.  

Aquel destacado liderazgo mostrado por Alfaro en los inicios de la pandemia, y que lo reposicionó a nivel local y nacional y lo sacó de la mala racha incial de su arranque de Gobierno (por su prematura abierta confrontación con AMLO, por la poca empatía con la agenda feminista, la errática gestión del aumento de la tarifa del transporte público, la accidentada creación de una Policía Metropolitana —infértil hasta hoy—, su intolerancia perenne a la crítica de los medios y “opinadores profesionales” incómodos, y el escándalo de la licitación bajo sospecha del programa “A Toda Máquina”, por más de tres mil 600 millones de pesos, aún bajo la lupa del Comité de Participación Social (CPS) del Sistema Estatal Anticorrupción (SEA), de la Secretaría de la Función Pública (SFP) y la Auditoría Superior de la Federación (ASF), así como por sus cambios de postura en torno a la Presa El Zapotillo actualizados en esta semana) evidentemente se esfumó y lo regresó, como en el juego de las Serpientes y Escaleras, a su situación crítica inicial y que lo hace apostar los dados para subir con lo que suceda con MC en Nuevo León y Campeche, por si en Jalisco se pierde lo que se tenía ganado.

jbarrera4r@gmail.com

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