El gobernador Enrique Alfaro Ramírez viajó desde el fin de semana a Europa y se encuentra en la capital española, Madrid. Asiste a la cumbre mundial del cambio climático en representación de la Conferencia Nacional de Gobernadores (Conago). En ese sentido, su voz representa tanto a Claudia Sheinbaum, la gobernadora de la Ciudad de México, como a Jaime Bonilla, el nuevo mandatario de Baja California, por mencionar a dos de sus pares de diferente visión política.Mientras el Gobierno de la república sólo envió a un subsecretario al encuentro internacional, el gobernador jalisciense acudió junto con funcionarios estatales representando al país.En el México de hoy, hablar del cambio climático y la implementación de políticas públicas y medidas empresariales que reduzcan las emisiones de carbono, suena a discurso extraño, ajeno. Lo nuestro es la permanente inseguridad, las cifras de la violencia, los feminicidios, la debilidad de las leyes y las instituciones; las expectativas de una mejora económica y el tema viral del día, impulsado principalmente en “la mañanera” del Presidente Andrés Manuel López Obrador.No es mejor, cierto, pero es lo que tenemos.¿Qué diferencia puede hacer Enrique Alfaro en la cumbre de Madrid? Ninguna. Pero no es su culpa.El gobernador jalisciense refirió en su discurso que la lucha contra el daño permanente al clima debe empezar desde las comunidades y desde los gobiernos locales. Subrayó que durante décadas, los gobiernos nacionales han avanzado poco o casi nada en la materia. Y eso es verdad.Pero, ¿cómo tomar en serio un compromiso de esa naturaleza cuando la tendencia en nuestro país es la centralización en las decisiones políticas, la monopolización de los recursos públicos y la postergación de los proyectos ambientales?Analistas internacionales dan nulas posibilidades de resultados a la cumbre de Madrid porque no hay compromisos reales de los gobiernos asistentes, mientras las pruebas del calentamiento y la degradación se multiplican y las vemos en todas partes.¿Qué pueden hacer entonces los gobernadores mexicanos? La situación pareciera estar condenada.Pero hay una agenda en la que sí pueden incidir, comprometiendo a la población con medidas reales: los problemas locales.¿Ejemplos en Jalisco? La contaminación del Río Santiago y la falta de un programa serio para reducir contaminación atmosférica en la Zona Conurbada de Guadalajara.Es poco, casi nada, lo que puede hacer el gobernador de Jalisco en la cumbre de Madrid. Aquí, en cambio, puede encabezar los esfuerzos que se han olvidado.