Los gobernadores Enrique Alfaro y Samuel García se reunieron con el Presidente en Palacio Nacional. Salieron como llegaron: pequeños, felices y llenos de promesas. «Me fue muy bien, AMLO cumplió su promesa», declaró el jalisciense. «Nos fue de lujo, estamos muy contentos», dijo el neoleonés. El poder e influencia de dos mandatarios de oposición, y que encabezan dos de los motores económicos del país, valen poco ante el verdadero poder del Presidente: el poder presupuestal. Samuel y Alfaro demandaron audiencia con López Obrador agobiados por los problemas de sus estados: el abasto de agua y la movilidad. El mandatario de Jalisco fue el más explícito en detallar los acuerdos de su reunión. Alfaro aseguró que acordó con el Presidente impulsar la Línea 4 del Tren Ligero (ya había publicitado ese acuerdo); que la obra inicia en dos meses (en julio del año pasado empezábamos «este mismo año»); que afinarán el mecanismo de financiamiento (lo mismo que analizaban desde hace meses). Y que hay un acuerdo por 9 mil millones, esto sí es novedad. El mandatario de Jalisco también informó que las obras de abasto de agua inician este semestre con una inversión federal de seis mil millones. Veremos. Por su parte, Nuevo León vive una crisis de agua similar a la que experimentó Jalisco el año pasado. De hecho, varias lecturas apuntan a que el encarcelamiento de Jaime Rodríguez “El Bronco” es una cortina de humo ante el temprano desgaste que experimenta Samuel García con la crisis del agua.La Zona Metropolitana de Monterrey enfrenta tandeos por primera vez en 25 años. También aumentaron las tarifas del agua. Hay quejas de que el líquido sale turbio y escaso, y el problema afecta ya no sólo al ámbito doméstico sino también a los negocios. Digamos que Samuel va en «primer año» de promesas de AMLO y Alfaro tres grados adelante. Seamos realistas. Sin la federación, ni Jalisco ni Nuevo León resolverán los problemas y demandas sociales de cada estado. El dinero del presupuesto se convierte, así, en un mecanismo de control político del Presidente para domar a dos gobernadores de oposición. El dinero que promete López Obrador a Jalisco llegará -si llega- directamente de Hacienda sin pasar por el Congreso federal. Es decir, al no estar etiquetado y votado por los diputados, queda sujeto a la voluntad presidencial y el vaivén político (como una elección). Una forma del Presidente para someter, premiar y castigar a los gobernadores bien o mal portados.
