Jueves, 21 de Noviembre 2024

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Agricultura y ornitología nacionales

Por: Augusto Chacón

Agricultura y ornitología nacionales

Agricultura y ornitología nacionales

En la sesión solemne, eso pareció, que el Poder Ejecutivo de México sostuvo en Temacapulín, municipio de Cañadas de Obregón en el estado de Jalisco, el titular Andrés Manuel López Obrador, frente a su gabinete, un agente de la ONU, el presidente municipal, el gobernador Enrique Alfaro y representantes de la comunidad anfitriona y de otras dos, Acasico y Palmarejo, además de un entusiasta público en general, usó un refrán, de los que prefiere como argumento porque para ciertos públicos resultan, literalmente, subyugantes: “cuando hay buen diálogo es como cuando hay buena cosecha, cuando la milpa se da bien alcanza hasta para el pájaro”.

La metáfora es potente, por lo que milpa significa: parcela en la que se cultiva, al centro, maíz, y entretejidos: frijol, tomate, chía, chile, calabaza, quelite (la diversidad de vegetales que caben en este vocablo: verdolagas, nabos, huauzontle, etc.); el diálogo como milpa, nada mal: lo diverso que fructifica, si la milpa entraña interacciones biológicas benéficas, las contenidas en un diálogo son sociales y políticas. Se refería a los acuerdos a los que su gobierno, él, llegó con los tres poblados que durante 16 años resistieron contra la construcción de la presa El Zapotillo, embalse que una vez lleno los dejaría en un asiento subacuático. En la sesión en la que se especificaron los caminos para que esto no suceda todo fue, naturalmente, contento: la obra quedará terminada de manera que los habitantes de Temacapulín, Palmarejo y Acasico continúen su historia en el territorio que les pertenece, que les ha sido familiar a lo largo de siglos. Una edificación pública que desde su planteamiento prescindió de considerar a los directamente afectados, sí, los gobiernos que la impulsaron, estatales y federales, tuvieron su merecido a partir de que el presidente de la República tomó una determinación, luego de años de un impasse costoso, social, financiera, política e hidráulicamente.

Bien por los pueblos, hicieron que sucediera lo justo, o dicho en el argot presidencial: la milpa se dio bien, y alcanzará hasta para quienes, atenidos a lo dicho por el presidente, no estaban en el centro del diálogo, los pájaros; como preludio a la aplicación del refrán, su palabras fueron: “y estoy totalmente de acuerdo que se procure que esa agua, hay que buscar un mecanismo, les llegue a la gente más humilde de Guadalajara, son los que más lo necesitan, porque cuando hay buen diálogo” … aquí siguió la imagen milpera.

La asamblea en Temacapulín fue un despliegue impresionante de funcionarios federales; los secretarios de Gobernación, Defensa, Relaciones Exteriores, Seguridad Pública, Bienestar, Cultura, el titular de Conagua, de los programas sociales de la nación y un etcétera extenso. En su intervención, el canciller Marcelo Ebrard acentúo la dimensión del acto: “decirles que venimos llegando de Nueva York, ayer estuvimos en la ONU, y el presidente dijo que no podíamos faltar hoy [10/11/2021] a este compromiso”. Tan imponente el poder concentrado bajo el toldo móvil instalado en Temaca, que conviene fijar la escena en el territorio concreto: la demarcación Cañadas de Obregón es una de las 125 que integran el estado de Jalisco, de acuerdo con el censo 2020 del INEGI tiene 4,388 habitantes y en Temacapulín, una de las 128 comunidades del municipio -incluida la cabecera municipal- viven 269 personas.

Los preparativos para llegar al acto reseñado tomaron tres meses y resulta estimulante lo hecho por el gobierno de la República; es un esquema altamente democrático que el presidente y sus colaboradores de primera línea vayan a colectividades a resolver los problemas que les planteen (lo hacía, reuniones de este tipo, no la resolución de broncas, cada fin de semana, Álvaro Uribe, en Colombia). Si será la norma, resulta apropiado exponer el esfuerzo que supondría: la población de Jalisco, otra vez con datos del INEGI, es 88% urbana, 12% rural; esto es: en poblaciones mayores de 2,500 habitantes, 261 localidades, hacen su vida siete millones 346,373 personas; el resto, un millón y mil 778 mujeres y hombres, está repartido en diez mil ochenta y siete asentamientos. A escala nacional la distribución es ligeramente distinta: 79% de las y los mexicanos vive en 4,189 grupos urbanos, 21% en 185 mil 243 rurales, y de estos últimos no sería un despropósito afirmar que la mayoría padecen abusos de poder, indolencia de las autoridades y hasta lo que Octavio Paz reseñó tan bien: ninguneo ¿o las poblaciones a la vera del Tren Maya y el Transístmico están ajenas a los males que padecieron Temacapulín, Palmarejo y Acasico?

Si el suceso histórico atestiguado en Jalisco es una muestra de política pública puesta en acción, que el gabinete del presidente López Obrador compre riñoneras, porque de estas milpas hay sembradas de costa a costa y de frontera a frontera. La de Cañadas de Obregón la cultivaron sucesivos gobiernos de Jalisco y de la República, y entre cada uno de ellos la abonaron los partidos y sus candidatos en campaña; rindió frutos agusanados: comunidades vilipendiadas, la necesidad de agua que resienten millones convertida en posibilidad de negocio, en oportunidad política, y un futuro delineado nomás como contenedor de lo electoral; y claro, como esta milpa se dio bien, aunque con frutos rancios, de la capital del país voló una parvada emplumecida con una popularidad farandulera, para darse un atracón de legitimidad. Pajarerío sobrado si de atender grupos rurales se trata, pero que luce magro ante lo que no deja de crecer en el solar patrio: crimen organizado, violencias, encono, crisis económica, pobreza, desigualdad. Así lo podría frasear el presidente: si la golondrina sola no hace primavera, atraer una o cien asambleas comunitarias con la gravedad del presupuesto federal no hace democracia, tampoco justicia. Y así, no perdamos de vista y celebremos uno de los productos del concilio: que Temacapulín, Palmarejo y Acasico hayan triunfado; el otro, la provisión de agua para Guadalajara, los Altos de Jalisco y León, en Guanajuato, está aún en calidad de labrantío casi yermo.

agustino20@gmail.com

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