Puede ser el caso más escandaloso de barbarie urbana y arquitectónica en Jalisco desde 1980, cuando la Universidad de Guadalajara perpetró el indeleble crimen de tumbar la Escuela de Música de Tolsa y Vallarta. Puede ser. Lo que seguramente es el caso de la demolición del Centro Cultural El Páramo, frente a la parroquia y la plaza de Sayula, es algo extremadamente obsceno: la prepotencia, la ignorancia, la majadería y la corrupción, todo junto.La historia es más o menos así: para festejar los 100 años de Juan Rulfo se dispuso por parte del Gobierno del Estado, junto con la Secretaría de Cultura federal y los municipios involucrados, realizar una celebración física a través de la erección de una cierta arquitectura dedicada a conmemorar la vida y la obra del poeta de Sayula. Por lo menos San Gabriel y Sayula se sumaron. Nada se puede llamar “Juan Rulfo” gracias a las abominables costumbres de la Fundación Rulfo. Pero en fin. Por lo menos los sayulenses discurrieron un buen nombre alterno.El ayuntamiento pasado de Sayula hizo su chamba. Le otorgó el proyecto a Francisco Orozco, fácilmente el más talentoso arquitecto del pueblo. Después, junto con Myriam Vachez, entonces Secretaria de Cultura, le otorgaron su apoyo incondicional a un proyecto de avanzada, a pesar del de repente echo bolas arquitecto y de cierta oposición con bases en chismes de lavadero.Total, el proyecto comenzó a construirse. Tuvo todos los permisos necesarios. El sitio consistía en la Escuela de Párvulos del pueblo, finca cargada de significaciones para los sayulenses y de la autoría del gran, gran Rafael Urzúa. Se dejaba la escuela, levemente intervenida, se hizo un subterráneo como el corazón de misterio rulfiano. Y un gran jardín, con fuentes, plazas y escaleras. Todo a lo largo de la fachada que da a la plaza del pueblo se dispuso una pérgola formando un portal que reinterpreta los célebres portales de Sayula.Todo iba muy bien hasta que llegó el cambio de administración municipal. Según parece, enemiga jurada de El Páramo. Y así, hace unos días, en la madrugada, todo fue arrasado. Pérgola, subterráneo, escuela, jardines. Es que no lo podemos tolerar. Es que sería más que tiempo que la bienalera Academia de Arquitectura dijera esta boca es mía. O las escuelas de arquitectura, principalmente el Iteso y la UdeG.Esto no se puede dejar pasar. La ley es muy clara: toda la escuela debe ser reconstruida fielmente, junto con pérgola, jardines y etcétera. ¿Quién pagará eso? El responsable: el Alcalde y su cabildo. Y si no, la ley también dice que habrá consecuencias penales. Vamos siendo, por una vez, valientes. Hagamos lo necesario para desfacer el entuerto. Vamos uniendo por una vez voces que afirmen categóricamente que Jalisco no es el gallinero de ninguna refundación, de ninguna “4T”, de ninguna revolución. Ya se verá quien levanta la mano, quien milagrosamente hace algo.