Carta de un joven de preparatoria a su padre.Papá no me atrevo aún a decírtelo directamente y por eso prefiero escribírtelo en éste mail. Fíjate que cuando inició ésta “cuarentena” creí que iba a ser un verdadero suplicio. Pensé que no soportaría ni a mi hermana y mucho menos a ustedes. Pensé que iba a estar encerrado con un trío de insoportables desconocidos. Pero mira nomas lo que son las cosas, ahora he descubierto lo que nunca imaginé. El verdadero rostro de cada uno ¡Qué sorpresas tiene la vida!En estos días me enseñaste a jugar cartas, dominó y juegos de mesa, nunca creí que la pasaría tan bien. Miré tu rostro alegre y de buenas, tus chascarrillos, aunque anticuados, pero me hicieron reír.Realmente me la pasé muy bien. De verdad, no sabía que eras tan buena onda.Lo mejor de todo fue tu conversación, me contaste cosas que no sabía de tu infancia, de mis tíos y sobre todo de mis abuelos. No sabía que habías sido tan travieso y sobre todo que reprobaras en secundaria. Muchos de los temas que platicaste, me dejaron con la boca abierta, es que llegué a creer que tu único mundo era el trabajo y los amigos. Realmente no sabía mucho de ti. Te veía tan poco, cansado, de mal humor y distante que sí, te confieso, te tenía miedo a veces. No quería estar cerca de ti, temía que me fueras a regañar y a echar un sermón más.Me ha cambiado la impresión que tenía de mi hermana, ahora se me hace muy tierna y simpática.Pero sobre todo el verlos juntos a ustedes me ha hecho creer de nuevo en mi familia.Te quiero mucho, gracias a ti y a éste misterioso virus.Tu hijo.