Ya se esperaba y se confirmó: el Partido de la Revolución Democrática (PRD) perderá el registro como partido político nacional debido a que no alcanzó el 3 por ciento de la votación. Aliado a los otros dos partidos de la vieja partidocracia, Acción Nacional (PAN) y Revolucionario Institucional (PRI), el PRD apenas obtuvo 1,121,020 de votos en la elección presidencial, que representa 1.86 por ciento. Como se sabe, el PRD nace de la conjunción de un amplio movimiento social y político detonado en la elección presidencial del 6 de julio de 1988, cuando el PRI impuso como presidente, mediante el robo de los votos y de la voluntad popular, a Carlos Salinas de Gortari, despojando del triunfo a Cuauhtémoc Cárdenas Solórzano. En medio de la sucesión presidencial de ese sexenio, en 1987 surgió una Corriente Democrática dentro del PRI encabezada por Cuauhtémoc Cárdenas. La camarilla gobernante de entonces, encabezada por el presidente Miguel de la Madrid, le cerró el paso a una competencia por la candidatura presidencial dentro del PRI, orillando a la Corriente Democrática a salir de ese partido y aceptar la postulación de viejos partidos satélites como el PARM, PPS y PFCRN. Pero lo más importante es que la candidatura de Cuauhtémoc Cárdenas concitó el apoyo de un amplio movimiento social y popular. Buena parte de las organizaciones de izquierda que hacían trabajo de base en el movimiento campesino, urbano popular, magisterial y sindical, se sumaron a la campaña del hijo del general Lázaro Cárdenas. Lo mismo hicieron comunidades campesinas e indígenas de este país. Además de los partidos satélites, se sumaron a esta candidatura el partido de izquierda que integraba a la corrientes del viejo partido comunista y del Mexicano de los Trabajadores (PMT) del ingeniero Heberto Castillo, integrados en el Partido Mexicano Socialista (PMS). La confluencia de un amplio movimiento social y popular con la izquierda partidaria, integrados en el Frente Democrático Nacional (FDN), hicieron que Cuauhtémoc Cárdenas ganara las elecciones presidenciales del 6 de julio de 1988, pero el triunfo no le fue respetado. Eso marcó el rumbo de México, imponiendo a la población un modelo político y económico neoliberal que transformó al país, privatizando el patrimonio nacional y aumentando las desigualdades y la pobreza. Ante el fraude, algunos sectores del FDN proponían radicalizar la movilización para impedir que Carlos Salinas asumiera la Presidencia. Otros, entre ellos el mismo Cuauhtémoc Cárdenas, propusieron canalizar esa movilización social indignada por el fraude electoral hacia la institucionalización en un nuevo partido político. Así nació el 3 y 4 mayo de 1989 el PRD. Nació como un partido integrado por movimientos sociales y con un programa político que proponía una verdadera democracia, el combate a las desigualdades, la pobreza y un proyecto de ampliación de libertades sociales e individuales. En su inicio, el PRD hizo una importante contribución a la democracia y la ampliación de derechos en el país y en particular en algunas Entidades donde gobernó, como la Ciudad de México. Pero justamente estas victorias terminaron marcando su destino: de un partido de movimientos y activistas se convirtió en un partido de burócratas y clase política profesional que estaba más interesada en mantener sus puestos y privilegios que en cambiar la realidad del país. El PRD dirigido por los Chuchos dejó de ser un instrumento de la sociedad para buscar el cambio de la realidad del país y se convirtió en un partido de burócratas que buscaban mantener sus privilegios y su nivel de vida a costa del erario. Lo más indigno de esta historia es que el PRD de los Chuchos terminó aliándose al PRI, partido responsable de asesinar a casi 600 de sus militantes en los tres primeros años de su nacimiento; y el PRD terminó aliándose también al PAN, partido responsable de la desaseada elección presidencial de 2006. Ya sin los movimientos y causas que le dieron origen, ahora el PRD era un partido irrelevante como organización política transformadora, por lo que la pérdida del registro es apenas la legalización de su irrelevancia. No es difícil decirle adiós al PRD. rubenmartinmartin@gmail.com