Tic-tac, TikTok… Nadie puede anticipar si el lunes 20 de enero, justo el día que Trump asume como Presidente, más de 170 millones de estadounidenses se quedarán sin la aplicación de TikTok en sus celulares. La decisión está en manos de la Corte Suprema de Estados Unidos.En abril pasado, Biden promulgó una ley contra aplicaciones controladas por adversarios extranjeros.La norma obliga a ByteDance, la empresa china dueña de TikTok, a vender la aplicación a una compañía no china antes del 19 de enero bajo el argumento de que es un riesgo de seguridad nacional que una compañía de un país rival tenga acceso a datos sensibles de los estadounidenses.Por un lado, el Gobierno sostiene que TikTok puede ser usada para espiar, desinformar y manipular la opinión pública.Por otro lado, TikTok, usuarios y defensores de la plataforma, aseguran que la medida atenta contra la Primera Enmienda que garantiza la libertad de expresión.Los ministros deben dar su fallo a más tardar el 19 de enero con pocas posibilidades de que Trump pueda revertir o retardar la medida, pues asumirá un día después de su implementación.El dilema entre libertad de expresión y seguridad nacional ha tenido posturas encontradas en Estados Unidos.Por ejemplo, durante la Guerra Fría y la Guerra de Vietnam, según el New York Times, la Corte rechazó una propuesta del Gobierno para limitar lo que publicaban los periódicos bajo el mismo argumento de seguridad nacional.Sin embargo, bajo el pretexto del combate al terrorismo, los ministros respaldaron el criterio del Congreso para considerar algunos discursos de odio como delito.¿Qué criterio prevalecerá en torno a TikTok?Más allá de este debate, el poderoso algoritmo de TikTok rebasó por la izquierda a los gigantes de Silicon Valley.En sólo siete años desde su lanzamiento en 2017 puso en jaque la hegemonía digital de Facebook, X, Youtube y WhatsApp. Incluso tuvieron que modificar su algoritmo para imitar a la red china.Detrás de la prohibición es evidente el intenso cabildeo de los feudalismos digitales norteamericanos.Por esta razón, el tema es mucho más que un debate sobre libertad de expresión y seguridad nacional. También es una disputa geopolítica, una pugna de los magnates digitales para cerrarle el paso a sus rivales y una reconfiguración profunda sobre el futuro del Internet global.Estados Unidos promueve el libre mercado y la competencia –siempre que el competidor más fuerte sea él–, pero ahora que se le plantea una verdadera competencia decide que es momento de prohibir e imponer aranceles.El futuro, como el algoritmo, es impredecible.