Dos mil 500 maestros abuchearon en el CODE a Enrique Alfaro por frenar la entrega de libros de texto de la SEP, lo que crispó de ira al mandatario. El hecho sacudió al gobernador a tal grado que ayer reculó y ahora perfila darle luz verde a la entrega de libros para el próximo ciclo escolar que inicia el lunes. Y para disfrazar su equivocación y hacerla pasar como una rectificación meditada, usará a su nueva aliada: la Universidad de Guadalajara. Todo pintaba para que Alfaro recibiera agradecimientos y un baño de pueblo el martes con la entrega de computadoras a docentes de educación básica. Las primeras señales de alerta vinieron cuando Lemus tomó el micrófono. Mientras presumía el programa de remodelación de escuelas, lo interrumpió un coro multitudinario: “Libros, libros, libros”. Con un gesto de extrañeza, el alcalde suspendió su discurso y se acercó a Alfaro para preguntarle qué decían. El mandatario le respondió: “libros”, y le dio la instrucción de proseguir; su rigidez evidenciaba una tensa calma: “dale, no pasa nada”. Pero sí pasó. Cuando el gobernador intentó vender a los maestros que él sólo era rehén de su respeto a la ley -un fallo judicial le impedía entregar los libros-, allí se sumergió en la primera oleada de abucheos magisteriales. Alfaro, como un Gilligan que se aferra al timón para conducir el barco al naufragio, alzó la voz e intentó darle una lección a los maestros: “Imagínense un país en donde cada quien decide si cumple o no la ley. ¡Imagínense!” (sin duda Lagos de Moreno y Jalisco son parte de ese país al que se refirió). El gobernador descubrió el martes que las decisiones tomadas desde el escritorio, respaldadas por altos funcionarios y líderes sindicales a modo, no reflejan el sentir del maestro frente al aula. Por eso ayer apeló a la forma de Gobierno que usa para encarar una crisis: la “mesocracia”. En una nueva mesa de trabajo sentó al rector Ricardo Villanueva y a Mara Robles de Hagamos, presidenta de la Comisión de Educación del Congreso local, y a su secretario de Educación, Juan Carlos Flores. Les pidió que el equipo jurídico de la UdeG analice si hay fundamentos legales para entregar los libros de texto. El resultado de ese análisis lo anunciará este lunes. Todo apunta a que Alfaro rectificará y entregará los libros. Hacía tiempo que Alfaro no tragaba un buen buche de realidad -tan necesario para la clase política- como el que le propinaron dos mil 500 maestros. jonathan.lomeli@informador.com.mx