Dicen que ‘Una fotografía vale más que mil palabras’ y esto se puede aplicar perfectamente a las imágenes del presidente López Obrador, quien se vio ‘atrapado’ en su ilógico intento de llegar por carretera a Acapulco después del paso del huracán “Otis”, para supervisar personalmente los daños provocados.La intención del mandatario no se critica, lo que es improcedente, incoherente, demencial, absurdo e irracional es el medio que usó para acercarse a la zona dañada. Lo hizo por carretera, cuando de antemano se tenía conocimiento que las dos carreteras que conectan a la Ciudad de México con el puerto estaban bloqueadas.La imagen de una de las fotografías, donde se ve al presidente sentado en la cabina de una pequeña camioneta, con el secretario de la Defensa Nacional, Luis Cresencio Sandoval, sentado en las redilas, y al secretario de Marina, José Rafael Ojeda Duran, parado en la caja del mismo vehículo y rodeado por media docena de personas, es patética y ridícula.En ese momento, el presidente bien pudo haber estado en Palacio supervisando a distancia la situación o viajando por otros medios y dejando que los altos mandos del ejército -los secretarios de la Defensa y Marina- cumplieran con sus responsabilidades, aplicando el Plan DN-3, que de acuerdo con la definición oficial en página del Gobierno de México, es el “Instrumento operativo militar que establece los lineamientos generales a los organismos del Ejército, para realizar actividades de auxilio a la población afectada por desastres de origen natural o humano, OPTIMIZANDO el empleo de los recursos y materiales para su atención OPORTUNA, EFICAZ Y EFICIENTE; apoyando además, en la preservación de sus bienes y entorno”.El presidente pudo haberse trasladado a Acapulco vía aérea -en helicóptero- porque de acuerdo con los enterrados en esos asuntos existían las condiciones climatológicas para hacerlo, y rodeado de su aparato de seguridad, pero no ‘codo a codo’ con los secretarios de Defensa y Marina quienes en esos momentos tenían otras responsabilidades y no las de atender los caprichos del mandatario.Es muy contradictorio ver las fotografías de un presidente atascado en el fango, caminando en el lodazal, sentado en una camioneta de carga y sobre todo obligando a los máximos responsables de atender la emergencia que estén alejados de sus responsabilidades, incomunicados y ridículamente inhabilitados sentados en la redilas de una camioneta. Fue una absurda decisión del presidente.¿Usted, qué opina? Daniel Rodríguezdaniel.rodriguez@!dbhub.net
