El viernes encontraron el cuerpo abandonado de una mujer en un lote baldío de Chulavista 4, en Tlajomulco. Le amputaron las piernas y, su torso, sujetado a un sillón, ardía en llamas. Hace cuatro meses, a sólo tres cuadras, hallaron el cadáver de un mujer en una maleta. Hace tiempo noté la recurrencia de estos crímenes. Cuerpos de mujeres abandonados en la vía pública: en tambos, en maletas, envueltos en cobijas, en cajas y calcinados. Me resisto a simplificar esta repetición feminicida como simples saldos cotidianos del crimen organizado. La normalización y los bajos umbrales de empatía de los supuestamente “no afectados”, escribe la antropóloga Rita Segato, son indispensables para la bestia predadora. La Fiscalía del Estado de Jalisco me entregó por transparencia el número de cadáveres de mujeres abandonados por año y municipio de 2015 a agosto de 2023. Mi amigo Héctor Pina, datero y periodista, analizó y georreferenció la información. Hay señales de alerta imposibles de abordar en una sola columna; comparto un primer acercamiento y en posteriores entregas amplío mis hallazgos. El 2015 es el año previo a la Alerta de Violencia Contra las Mujeres que emitió el Gobierno de Jalisco en Guadalajara, Zapopan, Tlaquepaque, Tonalá, Tlajomulco, El Salto, Puerto Vallarta y Ameca. En noviembre de 2018, la Secretaría de Gobernación emitió otra alerta de género a nivel federal. De nada sirvieron. De 2015 a agosto de este año 607 cadáveres de mujeres han sido abandonados en la vía pública. Equivale a desechar en promedio un cuerpo cada cinco días durante 8 años y medio. Poco más de la mitad de esos cuerpos han sido abandonados en Lagos de Moreno (88), Tlajomulco (62), El Salto (34), Ocotlán (34), Tepatitlán (23), Atotonilco (20), San Juan de los Lagos (20), Poncitlán (16), Encarnación de Díaz (13), Puerto Vallarta (13) y Zapotlanejo (13). La incidencia en Lagos de Moreno y Tlajomulco es escandalosa: allí abandonaron uno de cada cuatro cadáveres de mujeres en la vía pública en el lapso de tiempo que comprende este análisis. ¿Qué explica el carácter profanador de estos crímenes? ¿Estamos ante algo más que violencia de género? ¿Por qué la saña para exhibir el cuerpo femenino ante la mirada pública? ¿Vivimos un constante “femigenocidio” -como lo denomina Segato- al que ya nos acostumbramos? Mañana analizo la tendencia por región y la evolución del problema en esta administración. También dibujaré algunas respuestas a las preguntas anteriores y a lo ininteligible del fenómeno. La actualidad del problema es pasmosa. Mientras escribía esta columna, a las 15:53 del domingo, la Fiscalía estatal compartió un comunicado sobre el cuerpo de una mujer localizado en Tonalá dentro de un pozo de cinco metros.