Ahí está el video. 27 de mayo de 2019 en el patio principal de Palacio Nacional. Entre cuarenta y cincuenta profesores de la Coordinadora Nacional de Trabajadores de la Educación, la famosa CNTE, forman un semicírculo. El presidente López Obrador y Olga Sánchez Cordero al centro, Esteban Moctezuma un poco más atrás y en uno de los extremos Julio Scherer Ibarra. Todos sonrientes. “Ya cayó, ya cayó, la reforma ya cayó”, gritan con el puño en alto como si se tratara de un mitin. “Aquí y ahora con la coordinadora”, exclaman, dejando en claro que es el presidente el que está con los maestros y no los maestros con el presidente. En octubre de 2020 regresaron a exigir compensaciones no pagadas por el gobierno de Michoacán, reinstalación de maestros y reapertura de la normal rural de Hidalgo. La reunión fue con el presidente y los mismos funcionarios de un año antes. Cedieron en todo. Año y medio después Moctezuma, Scherer y Sánchez Cordero ya cayeron, ya cayeron… y la CNTE sigue ahí.La relación de López Obrador con la CNTE parece haber llegado a un punto de quiebre. Después de transitar juntos durante muchos años en sus batallas contra la reforma educativa, el neoliberalismo y lo que ellos consideraban embates al sindicalismo, los maestros se han convertido en el grupo opositor más visible al proyecto del presidente. Son los que están en las calles, tomando vías en Michoacán y deteniendo el paso del propio presidente en Chiapas.Los primeros bloqueos de vías férreas por parte de la CNTE no generaron mayor reacción del presidente. A pesar de los llamados de la iniciativa privada que reclamaban la paralización de la cadena de suministro de la industria y el comercio, López Obrador no se inmutó; era parte del paisaje del México sin represión y libertad de manifestación que él representaba. Pero los intereses de uno y otros terminaron chocando. Para el presidente la prioridad era el regreso a clases; para la CNTE la prioridad es el trabajo político fuera de las aulas. Para López Obrador los problemas políticos se arreglan con él y solo con él; la CNTE sabe que lo más rentable es presionar a los gobernadores. El principal afectado por los recientes es la Comisión Federal de Electricidad; a ellos les da igual. Para López Obrador el fin último de la alianza era tumbar la reforma educativa; para los maestros de Coordinadora fue solo el comienzo.Nadie y menos López Obrador se puede llamar a engaño. Podemos estar de acuerdo o no con la Coordinadora, pero sus planteamientos son los mismos desde hace cuatro décadas (plazas automáticas a egresados de las normales, incremento salarial y aumento de la seguridad social de los maestros) y sus formas de lucha también (marchas, plantones y toma de instalaciones). ¿Cuál traición? Ahora sí que quien cambió fue López Obrador, que ahora es presidente, la CNTE sigue siendo la misma.diego.petersen@informador.com.mx