El gobernador de Jalisco anunció un encuentro privado con el presidente Andrés Manuel López Obrador para esta semana. Hay dos temas en la agenda que hizo pública: inversión para reparar la red carretera federal en Jalisco, y las obras finales de la Línea 4 del Tren Ligero. Pero un gran tema no está en esa agenda, y es la impugnación de la elección por la gubernatura y la decidida campaña que han emprendido Claudia Delgadillo González y varios funcionarios morenistas electos, para difundir esa que es “su verdad”.Imposible ignorar, por ejemplo, que el excandidato a presidente municipal de Guadalajara por Morena, José María “Chema” Martínez, publica en sus redes sociales que el proceso judicial ante el Tribunal Electoral federal tiene como objetivo que se anule la elección que fue “robada” por “el partido del gobernador de Jalisco”.Las acusaciones son totalmente directas e inequívocas. ¿No será tema a abordar con el presidente López Obrador?Que los candidatos y sus equipos pueden presentar denuncias, juicios de inconformidad e impugnaciones es un derecho. Pero es incongruente (término no judicial), que se lancen acusaciones de fraude a pesar de que numerosos candidatos y candidatas de Morena y los cuatro partidos que compitieron en la alianza en Jalisco, sí ganaron sus procesos en distritos y municipios.Por estas incongruencias evidentes, porque se esgrimen y se presentan como verdades irrefutables varias posturas que se contraponen, también se alimenta en la opinión pública la versión de que hay una negociación oculta.Curiosamente, quienes impugnan ya no mencionan en sus mensajes a quienes ahora son reconocidos como ganadores de la elección. Eso sí, lanzan críticas directas al gobernador del Estado y al partido Movimiento Ciudadano.Y a la vez, también, es totalmente identificable –y sorprende– el silencio que guardan las principales figuras de MC sobre asuntos tan trascendentales como la reforma al Poder Judicial a pesar de las protestas en todo el país; la descalificación abierta del gobierno de Estados Unidos y su embajador Ken Salazar en este mismo proceso de reformas; el caso del “Mayo” Zambada y su impacto en el gobierno sinaloense de Rubén Rocha Moya; y hasta puede incluirse el deshonroso papel que ha jugado el gobierno mexicano en la elección de Venezuela, asaltada por Nicolás Maduro y el grupo que lo sostiene en el poder.¿No hay nada qué decir sobre estos y otros temas de gran impacto? ¿Nada sobre la militarización de la Guardia Nacional o las manifestaciones de quienes reprocharon la sobrerrepresentación avalada en el Instituto Nacional Electoral?Todo indica que hay una negociación política o cuando menos, se están cumpliendo algunas condiciones para que prospere. Reglas de la realpolitik.Que el gobernador de Jalisco se encuentre con el presidente López Obrador puede arrojar dos resultados claros: primero, la liberación de recursos (urgente y justa) para iniciar reparaciones de las carreteras federales de Jalisco, y segundo, que incluso se confirme una visita presidencial para una inauguración simbólica de la Línea 4 del Tren Ligero.De eso nos enteraríamos todos. De lo que se negocie adicionalmente sólo tendríamos algunas señales, sospechas quizás.Pero algo queda muy claro: el tren imparable de las reformas que le cambiarán el rostro al país y que terminarán con la democracia liberal que se construyó durante los últimos 40 años, no tiene más obstáculos que algunas pocas voces que pronto quedarán silenciadas.