Sábado, 23 de Noviembre 2024

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AMLO toma todo

Por: Jonathan Lomelí

AMLO toma todo

AMLO toma todo

Esta semana escuché una declaración de María Amparo Casar con Ciro Gómez Leyva -lo sintonizo solo por razones laborales- que resume el sexenio: “Andrés Manuel López Obrador ganó la narrativa sobre la corrupción”. 

La frase es imperfecta, pero cercana a una verdad más amplia: el Presidente ganó la narrativa, todas las narrativas, a secas. 

La presidenta de Mexicanos contra la Corrupción presentó al periodista su Encuesta Nacional sobre Corrupción e Impunidad 2019-2024. En el estudio, el 59% de los mexicanos calificó como “muy bien” la forma en que el Presidente ha combatido este problema. 

Casar advirtió a Ciro como quien, en vez de combatir un problema social, acepta una derrota política: “Reconocemos los datos cuando benefician y cuando no benefician”. 

AMLO cazó a los aprendices de oposición. Los convirtió en sus humildes servidores: fueron paloma por querer ser gavilán. 

El Presidente se despedirá con la cara más favorable de la perinola: toma todo. Tendrá su mayoría calificada en la Cámara de Diputados y mandará a su casa a más de mil 700 ministros, jueces y magistrados. 

¿Cómo fue posible? ¿Alguien anotó las placas? 

Estoy convencido de que otro hubiera sido el sexenio sin las cerca de mil 400 mañaneras que acumula AMLO. Eso equivale a 116 días ininterrumpidos de “diálogo circular” si consideramos una duración promedio de dos horas por ejercicio. 

La mañanera no dividió al país; unió a una mayoría a favor de la narración de AMLO. 

La mañanera, criticada como un ejercicio antidemocrático por la élite ilustrada de la comentocracia, se convirtió en el estanque en donde abreva la opinión popular. 

Hay que desafiar ese lugar común de la crítica perezosa que ha derramado toneladas de tinta para simplificar, con cierto clasismo e incomprensión, la creación mediática de un régimen. 

La mañanera como contrapoder mediático tendrá que analizarse, una vez acabados los apasionamientos políticos e ideológicos, en las universidades y en los libros de historia. 

La mañanera convirtió a AMLO en un mensaje ininterrumpido (pareciera que no se ha callado en seis años), en un contexto en donde la correlación mediática de fuerzas favorece un estatus alineado a los intereses y estructura de propiedad de los medios nacionales.     

En una extensa entrevista a López Obrador en Chamuco TV -también los veo por razones estrictamente laborales-, el Presidente habló de su relación con los medios. 

Destacó dos ideas: 

Se puede triunfar sin los medios, dijo, pero no en contra de los medios. Es decir, se puede triunfar sin el poder mediático, esto es, llegar al poder sin los medios, pero si quieres transformar, añadió, tienes que enfrentarlos una vez ganada la elección. Esa idea resuena en la cabeza del Presidente.

Un triunfo de la narrativa obradorista no refleja un triunfo automático sobre la realidad. Pero ese es tema de otra columna y de los pregoneros de la polarización que, en vez de enfrentar al Presidente, le sirvieron durante seis años. 

Por cierto, Claudia Sheinbaum confirmó que también tendrá su mañanera. 

jonathan.lomeli@informador.com.mx

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