El lunes durante su verborrea matutina el presidente López Obrador lanzó un buscapiés y “alborotó la gallera” política con el tema de la reforma judicial, al comentar que “se nos fue en la iniciativa que deben de tener 5 años de experiencia los que puedan participar como jueces, magistrados y eso...” y agregó que los recién egresados de la carrera de derecho quienes “están llenos de frescura e ideales” pueden estar en condiciones de aspirar en esos cargos “para hacer valer la ley” y llevar a la practica aquella frase de “al margen de la ley nada y por encima de la ley nadie”.Y ayer martes, en el mismo escenario, volvió a hablar de la manoseada reforma, cuando al cuestionarse sobre la complejidad de la elección de miles de cargos en todo el país, al contestar que “hay formas, hay que ver si se puede distribuir por distritos, definir por distritos y si hay que elegir en cada distrito... ”.En las dos conferencias -lunes y martes- habló de la reforma judicial y con notable entusiasmo se explayó en los detalles. Sin embargo, ayer mismo, cuando se le abordó al mandatario sobre el llamado de Norma Piña, la presidenta de la Suprema Corte de Justicia de la Nación (SCJN), que hizo al presidente López Obrador y a la presidenta electa Claudia Sheinbaum “para sumarse a este diálogo plural y a que nos abran la puerta para que podamos compartir los hallazgos de este encuentro nacional -haciendo referencia al Encuentro Nacional por una Agenda de Seguridad y Justicia-, y analizar cómo afecta la reforma no solo el futuro de la justicia, sino en todo el país”, además de advertir que el nuevo añadido presidencial “abre la puerta a la llegada de improvisados”, AMLO cambió su posición.Mostrando ambigüedad y de manera descarada, el inquilino de Palacio dijo que “yo no tengo que ver con esto, ya entregué la iniciativa de acuerdo a mis facultades. Y estoy convencido que hace falta la reforma al Poder Judicial y me molesta mucho que, durante tanto tiempo, se estuvo protegiendo a jueces corruptos y se dio libertad a gente que debía estar en la cárcel, se protegía, se protege todavía a delincuentes del crimen organizado y a delincuentes de cuello blanco”, y dice que si la Corte quiere hacer alguna recomendación sobre la propuesta, que se entrevisten con la secretaria de Gobernación. ¡Qué poca... ! Cuando le conviene, habla “hasta por los codos”, pero cuando la reacción es algo que va en contra de su propuesta, “se lava las manos” y los manda “al carajo”, cuando él es el artífice y el autor de los argumentos de destrucción en contra del Poder Judicial.¿Usted, qué opina? Daniel Rodríguezdaniel.rodriguez@dbhub.net