La detención o entrega -a sus espaldas- de Ismael “El Mayo” Zambada y Joaquín Guzmán López -hijo de “El Chapo”- tiene al inquilino de Palacio Nacional más que enojado, ¡esta encab…!Hoy se cumplen dos semanas -jueves 25 de julio- que los narcotraficantes están bajo control de dos de los hombres más buscados en ambos lados de la frontera y la misma cantidad de días que López Obrador tiene suplicando que le den más información de cómo sucedieron los eventos, y es hora que desde Washington solo le han dado algunos detalles, pero no la historia completa y las interrogantes son muchas: Que sí fue una incursión a territorio mexicano por parte de agentes norteamericanos que hicieron la detención y los trasladados al país vecino; que sí hubo un arreglo y los capos fueron a entregarse; que si Joaquín Guzmán López le tendió una trampa a “El Mayo” y se lo llevó engañado; que si los dos se entregaron por iniciativa propia; que si volaron de Culiacán o Hermosillo; que sí lo hicieron en un avión contratado por el gobierno norteamericano o era de los narcotraficantes; que porque no fueron detectados cuando invadieron el espacio aéreo cuando se dirigen al aeropuerto donde fueron arrestados en Nuevo México y si Estados Unidos no intervino -como dijo el embajador Ken Salazar- porque los agentes de la DEA y la CIA ya estaban esperándolos. Son muchas las dudas, así como muchas deben ser las razones del “intérprete” de las mañaneras para estar a punto de “explotar”.El único camino que le ha quedado a AMLO es decir “no sabemos nada y estamos a la espera de más información” y tragarse su coraje de que una operación de esta envergadura se haya realizado sin su consentimiento. Lo único que ha hecho para sacar ese coraje, es despotricar en contra del gobierno de Estados Unidos. El viernes, ante las afirmaciones expuestas en la carta de “El Mayo” Zambada, donde habla de la supuesta complicidad del capo con el gobernador de Sinaloa, Rubén Rocha Moya, López Obrador dijo que “los que gobiernan Estados Unidos, siempre tienen la tentación de meter las narices en todos lados”, y aclaró que en el pasado “había gobernantes que no tenían autoridad moral -en México- y que establecían relaciones con el crimen de cuello blanco… pero eso ya no pasa”. El lunes, en su verborrea matutina, el presidente volvió a mostrar su contrariedad, y a pesar de que dijo que Joe Biden “es muy respetuoso… como dice la canción, ‘es más fuerte la costumbre que el amor’. No se le quita a alguno la manía de estar metiendo la cuchara en todos lados”. Y el martes, para continuar con su tirria en contra de Washington y sin tener un fundamento para el reclamo, porque los resultados le favorecieron en todos los sentidos, aseguró que nuestros vecinos intervinieron en las pasadas elecciones presidenciales, con el financiamiento “a organizaciones que impulsa el bloque conservador, se meten en cuestiones políticas electorales y es la que está participando en la guerra sucia contra nuestro movimiento y contra el presidente de México”, refiriéndose directamente a la asociación civil Mexicanos Contra la Corrupción y la Impunidad.La cantaleta presidencial continuará a pesar de le den “pelos y señales” del operativo de la detención de los narcotraficantes, ya que la “metida de narices” o “la metida de cuchara” de los norteamericanos será la afrenta que “manchara” su proyecto bandera en seguridad de “abrazos, no balazos”, porque ignorándolo -haciéndolo a un lado- se logró un objetivo mayúsculo. Y por eso, ¡está encab…! ¿Usted, qué opina?