Para quienes cobran como políticos en México y en el mundo -no quiero meterme a profundizar acerca de si realmente lo son, o nada más viven de ello-, el “hacer política” con la lengua, con saliva o con discursos, es cuestión de todos los días, pues gracias a su decir, llegan a ocupar cargos de suma relevancia. La tarea no debe ser cosa fácil de lograr, ya que tener un discurso diario sobre tan múltiples temas como los que implica su alta responsabilidad; sin embargo, más difícil ha de ser tener que decir dos discursos encontrados acerca de lo mismo.Me explico, o más bien, quisiera explicarme o que alguien me explique, pues en febrero del presente año el Instituto Mexicano del Petróleo (IMP), de un prestigio que antaño le llevó a ser reconocido internacionalmente, diagnostico, que construir una obra de la envergadura que se pretende que sea la refinería de Dos Bocas, requeriría de entre cuatro y cinco años, mientras que el costo sería -aproximadamente- de 14 mil 740 millones de dólares.¿Y qué sucedió? El entonces director del IMP, Ernesto Ríos Patrón, fue despedido por el verdadero patrón. Luego de lo cual el Presidente de todos los mexicanos ordeno una licitación (casi, casi, como lo demanda la ley respectiva), en la que participaran las empresas más competentes del mundo, para definir cuál sí podría realizar la obra en tres años y con un costo de ocho mil millones de dólares -más/ menos-; por lo cual invitaron a las que fueron ponderadas por Andrés Manuel López Obrador como las inigualables para hacer el trabajo, no obstante, ninguna de las mismas arriesgo su prestigio, ni coincidió con las cifras del Presidente, motivo por el cual encomendó al IMP y a la Secretaría de Energía la realización de la obra.Así, todo hace suponer que la voz del ganso más autorizado de México -30 millones de votos así lo acreditan…dirían algunos- volverá a imponer su ley en el caso de la refinería de Dos Bocas, coincidentemente ubicada en el estado que le vio nacer: Tabasco.El caso específico de la refinería de Dos Bocas que anuncia el Gobierno de México que construirá con recursos humanos propios en un tiempo record y a un costo “reducidísimo”, nos presenta el ejemplo más claro, nítido y transparente de un hecho que sin duda alguna, mucho esconde “bajo la manga”, entre otras cosas: ineptitud, inexperiencia, pero sobre todo soberbia, al pretender engañar a todos los mexicanos, o al menos a quienes no leen, ni se enteran de lo que pasa en el mundo, pues incluso, si estos “actos de gobierno” fueran de buena fe, y no para demostrar que aquí “nada más sus chicharrones truenan”, habría que hacer caso a los expertos.Te lo digo Juan, para que lo entiendas Pedro.