El primer informe del presidente Andrés Manuel López Obrador (o tercero, da igual) fue, como se esperaba, el espacio para el aplauso fácil de quienes empatizan con el mandatario y de la descalificación automática de quienes sólo esperan verlo tropezar.¿Novedades? Realmente ninguna. Hasta para López Obrador, que todos los días es noticia nacional e internacional en sus “mañaneras”, era difícil sorprender en el primero de sus informes obligatorios.Falto la autocrítica y se extrañó la capacidad de síntesis. El presidente mexicano compite abiertamente con otros mandatarios como Fidel Castro y Hugo Chávez por hacer de sus actos públicos un maratón discursivo. Pero sinceramente, las casi dos horas de discurso pudieron haber quedado en 10 minutos; se hubiera dicho lo mismo, sólo que en menos tiempo.¿Qué sigue ahora?Eso no lo abordó el presidente. No hay permiso para que la Cuarta Transformación admita errores, pero urgen cambios en el gabinete.Al contrario de lo que se maneja en las “benditas redes sociales” la dirección del gobierno federal no depende únicamente del presidente. Es cierto que su posición dominante hace parecer que todas las decisiones son tomadas por él, pero lo que aparece es apenas la superficie.Se necesita una persona que realmente encabece la Secretaría de Gobernación; la señora Olga Sánchez Cordero puede tener todas las credenciales, pero es obvio que no le facilita al presidente un control político interno de la nación.En Comunicaciones y Transportes, el secretario Javier Jiménez Espriú es prácticamente un vocero de todos los amparos contra el proyecto del aeropuerto Santa Lucía; pero los proyectos de infraestructura para el país van mucho más allá de un aeropuerto, aunque se trate de uno de los emblemas del sexenio.La secretaria del Trabajo, Luisa María Alcalde, es de las pocas caras jóvenes en un equipo de gobierno que se caracteriza por su avanzada edad; pero a la joven secretaria le ha quedado enorme la responsabilidad de operar el programa Jóvenes Construyendo el Futuro, en que la Cuarta Transformación finca sus expectativas de rescate de las nuevas geneaciones; ni opera por completo los recursos ni ha podido garantizar el respaldo de las empresas pequeñas y medianas para que abran sus puertas a los jóvenes beneficiarios.Y hay varios casos más de deficiencias: Seguridad, Salud, Medio Ambiente y Desarrollo Rural, por citar algunos casos.No es que López Obrador esté mal en todo... es que varios de sus secretarios no pueden, o no quieren, el compromiso.