Hace poco más de un año, en junio de 2022, Marcelo Ebrard vino a Guadalajara todavía en su calidad de secretario de Relaciones Exteriores, y tuvo un acto en la Expo junto con diputados locales, alcaldes y alcaldesas, así como regidores emanados de Morena, en lo que fue prácticamente su arranque de campaña para conseguir convertirse en el candidato presidencial del partido en el poder en México.El “carnal” Marcelo, como lo llamó Andrés Manuel López Obrador en los mejores tiempos de su relación política, sabía que arrancaba como retador y con el secreto a voces de que la suerte estaba echada, que la “corcholata” preferida del gran elector era desde entonces Claudia Sheinbaum.Por eso desde aquel momento su exigencia, me lo comentó, fue que la encuesta que definirá a la o el candidato de Morena se empezara a trabajar desde esas fechas con el concurso de todos los aspirantes, y ese mismo día designó a la senadora por Guanajuato, Martha Lucía Mícher, como su representante para dar seguimiento al diseño de la encuesta.En una entrevista exclusiva para EL INFORMADOR que tuve oportunidad de hacerle ayer que regresó a Guadalajara, ya sin el cargo de canciller y un mes después de iniciado el recorrido nacional de las “corcholatas” morenistas, Marcelo se mostró satisfecho de haber logrado que se aceptaran las encuestas espejo, y de haber sido factor decisivo para adelantar la contienda interna por la candidatura presidencial, disfrazada con la coartada de la “coordinación para la defensa de la 4T”, al conseguir que los aspirantes renunciaran a sus cargos, especialmente Sheinbaum al Gobierno de la Ciudad de México.Más allá de reconocer que es necesario reformar la Constitución para adaptar los tiempos y las reglas electorales y no caer en ilegalidades, Ebrard se mostró cómodo con las condiciones de la contienda interna y rechazó que la dinámica de las y los aspirantes morenistas deba cambiar por la irrupción en la oposición de la Xochitlmanía. Una y otra vez, en las reuniones públicas y privadas que tuvo ayer en suelo tapatío, desestimó que la encuesta resulte sólo una simulación y que el Presidente tenga ya tomada la decisión a favor de Claudia. “Sería muy riesgoso. Si fuera así no estuviera aquí. El Presidente está midiendo la rentabilidad electoral de cada quien”, aseguró el ex titular de la SRE.Ve lejos, casi imposible que le cometan una “chicanada” como temía hace apenas un par de semanas, y por eso cancela la posibilidad de irse a Movimiento Ciudadano o a cualquier otro partido. Se siente confiado en resultar el candidato y el futuro Presidente de México. No sabe aún quién sería su eventual fórmula en Jalisco como candidato de Morena al Gobierno estatal. Por todo esto, aunque ya no queda rastro alguno de aquella especie de compromiso de López Obrador de garantizarle la candidatura presidencial en agradecimiento a la forma en que él renunció a esa posibilidad en el 2012, para dejarle el camino libre y repitiera como aspirante a la Presidencia por el PRD, parece que Marcelo, al menos en el discurso, se sigue sintiendo el “carnal” de AMLO, aunque no como Caín y Abel. Veremos.jbarrera4r@gmail.com
