Viernes, 22 de Noviembre 2024

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¿A qué fue?

Por: Daniel Rodríguez

¿A qué fue?

¿A qué fue?

En la reunión de ayer entre los presidentes López Obrador y Joe Biden, aparentemente, no se habló de nada trascendental; no surgieron los acuerdos o promesas concretas a los temas expuestos en el ‘pliego petitorio’ de cinco puntos -que difícilmente se realizarán- que llevó el mandatario mexicano y que ya se conocían de antemano. Dio la impresión de que fue solamente un encuentro para ‘limar las asperezas’ que han surgido en la relación bilateral en los últimos meses. Y como es normal en este tipo de acercamientos, se habló de amistad, cordialidad, elogios y mutuo respeto entre ambos países.

Pero minutos antes de celebrarse la reunión -a la llegada a la Casa Blanca- al presidente de México se le envió un mensaje muy sencillo, pero muy claro, dándole a entender que es recibido, pero no muy bienvenido. Al arribo del convoy donde viajaba el presidente mexicano, en la puerta de la casa oficial no lo esperaba Joe Biden. Estaba el jefe de protocolos de la administración, para guiarlo a la oficina Oval, cuando es costumbre que sea el mismo presidente quien reciba a sus invitados, se estrechen las manos y posen para los fotógrafos. Ayer no hubo eso.

La reunión fue muy diplomática a la vista de los lentes de las cámaras de los medios de comunicación y de los mensajes en las redes sociales. Nada extraordinario.

La ‘cacaraqueda’ propuesta del presidente mexicano de solicitar -casi exigir- miles de visas de trabajo, quedó solo en una promesa por parte de Biden de ver posibilidades de ampliar la cantidad -que no depende de él, sino del Congreso, que es quien autoriza-.

Mientras que sobre la regularización de más de once millones de indocumentados, tema sobre el que López Obrador iba a presionar, lo dijo con este ‘rigor’: “Lo digo de manera sincera y más respetuosa. Es indispensable para nosotros regularizar y dar certeza a los migrantes que durante años han vivido y trabajado de manera muy honesta y que también están contribuyendo al desarrollo de esta gran nación”. ¡Así de fuerte!

López Obrador llevó hasta Washington su ‘adoración’ por los conservadores, cuando leyendo de sus apuntes dijo: “yo sé que sus adversarios, los republicanos, van a gritar ante esta perspectiva -sus propuestas- pero sin un programa audaz no será posible resolver los problemas. La salida no es a través del conservadurismo. La salida es a través de la transformación. Tenemos que ser audaces en nuestras acciones”. La respuesta por parte de Bicen fue, “hay que tener paciencia”.

Ese pudiera ser el panorama de lo que se percibió de la reunión, sin embargo, en los pocos más de 30 minutos que López y Biden conversaron en privado en la oficina Oval, otros temas -con mayor profundidad- debieron haberse tratado. Y por supuesto, el tema energético, migración, narcotráfico y seguridad serían eje central en el intercambio de ideas. Biden seguramente abordó el boicot a la Cumbre de las Américas y algunos de los exabruptos del presidente mexicano, pero las reales conclusiones solamente las saben los mandatarios. Públicamente sólo observamos que se recomendó audacia, le pidieron paciencia y aparentemente limaron asperezas. Entonces, ¿a qué fue? ¿Usted, qué opina?

daniel.rodriguez@dbhub.net

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