“Después de una larga espera, a las mujeres de Jalisco nos toca decidir”, con estas palabras la diputada electa del partido Futuro, Susana De la Rosa, inició el discurso con el que dio a conocer sus compromisos sobre el aborto legal, seguro y gratuito. En nuestro estado, por presiones de grupos de poder ya sea religiosos o de la iniciativa privada, legislatura tras legislatura los y las diputadas han negado el reconocimiento del derecho de las mujeres a decidir sobre sus cuerpos, y por lo tanto, han impedido que se les garantice el acceso a una vida digna y segura. Mientras tanto, las mujeres jaliscienses han sido estigmatizadas y criminalizadas por exigir el pleno respeto y la garantía de sus derechos, tareas a las que el Estado, les ha dado la espalda, incluida la Comisión Estatal de Derechos Humanos, que en los últimos 19 años ha sido administrada por hombres para quienes el derecho a decidir nunca ha sido una prioridad. Para muchas personas el anuncio de De la Rosa puede constituir una estrategia política y, efectivamente, ante la sequía en los últimos tiempos de hombres y mujeres valientes que se atrevan a hacer frente a estos poderes fácticos y a ser congruentes con las causas que electoral y políticamente les han redituado, como la agenda feminista o de igualdad sustantiva, este posicionamiento también puede generarle buenos dividendos, pues resulta una luz de esperanza ante la llegada a los congresos y gobiernos de quienes representan los intereses de unos pocos. Con el movimiento que propone, la también presidenta del partido Futuro se ha ganado el respeto de académicas, estudiantes y activistas feministas que han impulsado la agenda y que reprocharon que al líder moral del movimiento que inició como Wikipolítica, Pedro Kumamoto, le faltara convicción para pronunciarse al respecto. Por mucho tiempo se ha pensado que Jalisco es un estado conservador, que luchar por estas agendas y por el reconocimiento de todos los derechos para todas las personas es un suicidio político, lo cual no es más que un discurso que niega las realidades diversas que convergen también en la tierra del mariachi y el tequila. Un discurso que invisibiliza las problemáticas que enfrentan día con día los y las jaliscienses. Susana de la Rosa tiene frente a sí una gran oportunidad para reconciliar a Futuro con el electorado que se decepcionó por la falta de contundencia y claridad del partido y de su “líder moral”, pero sobre todo, tiene la oportunidad de legislar y de defender desde la tribuna los temas de vital importancia que han sido menospreciados históricamente. Sí, es una gran tarea, pero no estará sola, habrá un gran número de mujeres en la próxima legislatura a quienes hemos visto en marchas y con pañuelos verdes, que sin duda acuerparán la propuesta. Si su trabajo es auténtico y congruente, seguramente también la sociedad civil, que por años ha sostenido esa lucha, estará de su lado. puntociego@mail.com