México siempre ha sido un país de contrastes, esto le ha valido para convertirse en un mosaico de culturas, colores, climas y sabores que llaman la atención y despiertan curiosidad a propios y extraños.Estos contrastes han producido mucho arte, tradiciones culinarias, expresiones multiculturales y también mucho dolor del que llega al alma al ver discriminación, pobreza, racismo e insensibilidad.De estos contrastes surgen muy diversas áreas de oportunidad que, al mezclarse con la solidaridad típica del pueblo mexicano, abren la oportunidad de mejorar las condiciones de vida de buena parte de un pueblo que a lo largo de los siglos ha sufrido todo tipo de vicisitudes.Derivado de esto, millones de mexicanos votaron por un cambio en el rumbo de la política del país, sintiéndose comprendidos por un líder que ofrecía cubrir sus carencias y dos años después la decepción ha llegado a más rincones de los que nos imaginamos.Los contrastes siguen, pero el rumbo es incierto; por un lado vemos un país que vive de su progreso de años anteriores gracias a la actividad exportadora, turística, financiera, etcétera, y por otro vemos que el líder mesiánico que despertó tantas ilusiones los ha dejado solos, ya que se ha aislado en un discurso triunfalista y condenatorio que describe un mundo en el que sólo él vive.La realidad es cruel y obliga a preguntarnos a dónde vamos, hoy no sabemos si la división, el encono y el rencor que se promueven desde el púlpito presidencial tienen cabida en un México cuya población soñaba con salir adelante, o si lo que dominará será el afán presidencial por abrir tantos frentes de choque como se pueda, aunque no se resuelva ninguno.No debemos olvidar que México no es una isla, hay muchos intereses internacionales en juego que participan en actividades económicas esenciales, hay una vecindad con la economía más poderosa del planeta, hay una clase media que hoy se siente amenazada y una enorme masa poblacional que está tan traicionada como siempre, pero que hoy escucha a diario a un mandatario que les abona a su rencor.¿A dónde vamos, a rescatar al México solidario en que la mayoría ha querido vivir para construir un futuro mejor, o al que fomenta los choques, las diferencias y la visión del pasado? La respuesta la tiene usted, alce la voz y actúe.por Sergio López RiveraThomas Piketty profesor en la Escuela de Economía de París, en sus libros señala la necesidad de “superar” el capitalismo, tan elogiado por los regímenes neoliberales actuales, como un paso importante para establecer el sistema que rectifique sus desviaciones, que él mismo define como Socialismo Participativo.Concepto que establece que todos deben participar no sólo en la vida social, sino también en la vida económica de las comunidades. Se muestra enemigo acérrimo de las concentraciones excesivas de la riqueza en pocas personas o instituciones. Afirma que las desigualdades, aun cuando siguen existiendo, son menores que las existentes en siglos pasados y si bien la propiedad privada ha sido abusada, es necesaria y útil para el desarrollo económico, pero debidamente equilibrada con los derechos de los asalariados, de los consumidores y demás integrantes de la comunidad.Afirma que el objetivo es que todo mundo tenga acceso a la propiedad, no sólo bienes raíces sino toda clase de patrimonios. Igualmente critica la reducción de impuestos a los más ricos, porque eso no produce nada de crecimiento, sólo el acaparamiento de los capitales en pocas manos.Actualmente hay una crisis de educación porque la misma se ha encarecido desmedidamente, tanto en los países más desarrollados como en los en vías de crecimiento, lo que impide la aportación de nuevas ideas y emprendedores que podrían equilibrar los niveles de enriquecimiento, así como la aportación de nuevas ideas o proyectos que mejorarían el sano equilibrio de los capitales en todas las sociedades.Lo que en Doctrina Social se llama la solidaridad y la justicia distributiva, de tal manera, que nadie goce de lo superfluo, mientras exista alguien que carece de lo necesario.por Uriel Eduardo Santana SolteroQué distintos son los tonos de azul, que matizan nuestros días con sus noches. Vigilias plateadas, cuando las ilumina “la luz de la luna”, o firmamentos bordados de estrellas en los nocturnos de Luna nueva.Todos sabemos -aunque alguien pudiese asumirse poseedor de “otros datos”- que astronómicamente sólo las estrellas como nuestro incandescente Sol, generan luz propia; mientras que la Luna o los planetas, son visibles al ojo humano, merced al reflejo de la luz solar.La llama del Sol, trasmite fuerza, calor, energía… y genera vida. Sus azules, van desde el límpido cielo veraniego, al mar calmo o enfurecido, por sus vientos y mareas. La argentina luz que la luna nos refleja, invita al romance nocturno; al paseo noctívago, de manos entrelazadas, miradas y labios anhelantes; caricias seductoras e imborrables; intimidades y leyendas, que la noche favorece con sus sombras.¡Qué enorme gama de generosos azules, nos pinta Dios cada día!... ¿Qué azul prefieres hoy; uno de aquellos que te llevarían a correr, nadar o cabalgar a plena fuerza… o quizá mejor, alguno de idílico galanteo, pasión, cortejo, aventura, versos y secretos?por Carlos Cortés VázquezLa inquietud promotora del gobernador Francisco Medina Ascencio (1964-1970) motivó la transformación del antiguo Parque Azul, al Sur de Guadalajara, en atractivo, precisamente durante el mes carente de ello en ciudad; esto era octubre. Así surgieron Fiestas de Octubre.El hecho alcanza relación histórica, pero más que todo, reconocimiento a la creatividad gubernamental por voluntad en el desempeño de funciones para el desarrollo de acciones de desarrollo confiable con promoción económica durante medio siglo.Este recuerdo no trata de ensalzar a personaje alguno, sino de motivar el empeño creativo en quienes tienen el poder de ejercicio inspirado en la prosperidad que desde aquellos años formuló la erección de construcciones aún vigentes y son fuentes de trabajo para ciudadanos ahora incorporados también a la tecnología.Dios nos guarde de la discordia.sicpm@informador.com.mx
