Quiero entender por qué: ¿por qué desaparecieron 31 migrantes en Tamaulipas? Un comando los secuestró el sábado y los encontraron “sanos y salvos” el miércoles. Así nomás. De la nada: sin explicaciones ni detenidos. Durante la FIL entrevisté a Marcela Turati, autora del libro “San Fernando: última parada. Viaje al crimen autorizado”. El texto recoge el trabajo de 12 años de investigación periodística a partir de entrevistas, lecturas de expedientes, testimonios, cables diplomáticos, etc. El texto trata de explicar cómo fue posible la masacre de 72 migrantes en San Fernando, Tamaulipas, en 2010. Y la exhumación un año después de casi 200 cadáveres -se habló de hasta 500 extraoficialmente- en la misma zona. Turati corroboró que la mayoría de esos cadáveres eran de hombres jóvenes y migrantes que viajaban en autobuses hacia la frontera. El modus operandi era el mismo: integrantes de Los Zetas y la Policía municipal paraban los autobuses (“decenas de autobuses”) para plagiar y ultimar a sus ocupantes. ¿Por qué? Hay cuatro posibles razones que se infieren según los expedientes y testimonios que recogió Turati. 1) Los Zetas mataban de manera “preventiva” a hombres jóvenes reclutables por sus enemigos del cártel del Golfo, “antes de que llegaran a la frontera los detenían y los mataban”. 2) Para mandar un “mensaje” a sus rivales y reafirmar su dominio de la plaza. 3) Como una forma de reclutamiento forzado 4) Como diversión para crear un “coliseo romano” en donde los obligaban a matarse entre ellos. Detrás de cualquiera de estos supuestos hay un Estado criminal que concede, vigila y regula las actividades delictivas. La ausencia del Estado federal es una forma de complicidad porque los gobiernos locales se han convertido en gerentes del crimen. Sólo en los últimos 10 meses, consignó ayer el diario Reforma, han sido plagiados y liberados casi 500 migrantes en Tamaulipas, Sonora, San Luis Potosí, Baja California y Chihuahua. A la luz de estos antecedentes, la declaración ayer de Rosa Icela Rodríguez, secretaria de Seguridad federal, acerca de que los plagios masivos de migrantes son “atípicos en esa zona”, ofende la inteligencia y el sentido común. En 2012, en San Fernando, atestiguamos la versión premonitoria de un “Ayotzinapa industrializado” que se prolongó en las gestiones de Felipe Calderón, Peña Nieto y ahora con Andrés Manuel López Obrador. Es el mismo patrón criminal desde hace más de una década. La crisis migratoria actual sólo ha acentuado el mercado de vidas desechables para los cárteles. Los 31 migrantes fueron localizados. Dieron con su paradero, ¿pero cuántos jamás regresaron tras un viaje al crimen autorizado?
