Lo que quedó claro el domingo pasado luego de las elecciones estatales en Aguascalientes, Durango, Hidalgo, Oaxaca, Quintana Roo y Tamaulipas es que el fenómeno electoral del partido Movimiento de Regeneración Nacional (Morena) sigue firme.Que, como lo comenté ayer aquí, es el instituto político que más posiciones ha ganado en apenas ocho años de que lo fundó Andrés Manuel López Obrador, tras abandonar las filas del hoy agonizante Partido de la Revolución Democrática (PRD).De hecho, la inercia ganadora de Morena, nombre con una clara connotación a la virgen de Guadalupe, vino desde junio del 2015 en su primera elección luego de lograr su registro como partido político ante el entonces Instituto Federal Electoral (IFE) en el 2014. Ganaron primero la mayoría del Congreso Constituyente de la Ciudad de México y luego arrebataron al PRD cinco de 14 delegaciones capitalinas que tenían en su poder. En esa misma elección ganaron sus primeras alcaldías y diputaciones locales en Tabasco, Edomex, Michoacán, Campeche, Yucatán y Veracruz. Al año siguiente metieron diputados locales en los 13 congresos locales en juego. En el 2018 conquistaron la Presidencia de la República, la mayoría en el Senado y en la Cámara de Diputados, y sus primeras 5 gubernaturas que ahora suman 20, más dos que están en manos de sus aliados del Verde y el Partido Encuentro Social, en San Luis Potosí y Morelos.Los buenos resultados para Morena el domingo pasado demuestran que hasta el momento las críticas al gobierno de la 4T por la peor crisis de inseguridad y violencia en el país, los rezagos económicos y en la política de salud, así como los rasgos autoritarios mostrados en más de la mitad de su gestión, no han provocado que el Presidente deje de ser la locomotora electoral del partido guinda.De seguir esa tendencia, es muy probable que el año próximo Morena gane el Estado de México y compita fuerte por Coahuila, los últimos bastiones priistas.La pregunta es qué pasará cuando vengan las elecciones en Entidades que ganaron los morenistas en el 2018 como la Ciudad de México, Morelos, Chiapas, Tabasco y Veracruz, cuyos gobernantes están, la mayoría, entre los peores evaluados.El desencanto de esos votantes en esos Estados por los malos gobiernos no sólo harían perder a Morena ahí sino que podrían sumarse al malestar de los electores que votaron por primera vez por AMLO en el 2018 y que ya no refrendaron ese apoyo en las pasadas elecciones del 2021, cuando la causa morenista sacó solo la mitad de los más de 30 millones de votos que logró Lopez Obrador en el 2018.Sin duda, en un país como México donde los gobiernos desvían recursos humanos y materiales para apoyar a sus candidatos, Morena saldrá con la ventaja de tener el Gobierno federal y más de dos terceras partes de los gobiernos estatales, pero aún así no podemos decir que todo esté escrito.jaime.barrera@informador.com.mx
