Se acercan las elecciones más grandes en la historia del país. En nuestra breve historia democrática, hemos tenido elecciones más pragmáticas y otras más ideológicas. En el presente, con un presidente de la República altamente polarizador y un electorado mexicano sumamente diverso, cabe preguntarnos cuál será el tono de las elecciones que se llevarán a cabo en menos de un año y que serán fundamentales para el futuro democrático del país.Si durante los años del régimen autoritario las elecciones eran monótonas, con un priismo ideológicamente camaleónico, el arribo de la democracia trajo consigo otro tono político. Como bien comenta la intelectual mexicana Soledad Loaeza, en el año 2000 las elecciones presidenciales fueron de “voto estratégico”, es decir, pragmáticas, ya que el punto medular era sacar al PRI de Los Pinos. Sin embargo, en 2006 cambiaron a unas “partidistas”, donde la ideología pesó considerablemente: un electorado de derecha con Felipe Calderón, y un electorado de izquierda con Andrés Manuel López Obrador. 2012 tomó un tono más pragmático, con un electorado que le dio el beneficio de la duda a la leyenda de un priismo eficaz, aunque ideológicamente ambiguo.El tono que tomarán las elecciones de 2024 dependerá en gran medida de los candidatos. Por una parte, está el presidente López Obrador quien, a pesar de no ser una persona ideológica –encabeza un “movimiento” y no un partido, jamás menciona la palabra “izquierda”, y sus políticas pueden ser en extremo conservadoras– hará uso del clásico maniqueísmo bueno / malo como todo buen populista. Pero la presencia del Presidente es una constante, y lo que cambiaría la naturaleza de la elección –ideológica o pragmática– serían los candidatos. Por una parte, si Claudia Sheinbaum o Adán Augusto López son los candidatos de Morena, la elección tendrá un giro más ideológico; si es Marcelo Ebrard, será más pragmático. Por otra parte, si Santiago Creel es el candidato del Frente Amplio por México, la elección tomará un cariz más ideológico; si es Xóchitl Gálvez, habrá un giro bastante más pragmático. ¿Qué tipo de elección le conviene a Morena, y qué tipo a la oposición?A Morena, en principio, le convendría una elección ideológica, y al Frente pragmática. López Obrador es el súper-polarizador en jefe, deseando que Santiago Creel fuese el candidato opositor. Si en 2006 le fue muy bien al Presidente, mejor le iría ahora con el voto duro de Morena en un contexto de hartazgo con los partidos políticos tradicionales. El Frente, con menos voto duro y más negativos, necesita ir por ese 30% del electorado mexicano indeciso y clasemediero. Y la candidata que aseguraría mayor pragmatismo sería Xóchitl: inclusive, como han arrojado las encuestas de Alejandro Moreno, es la única candidata que podría ganarse a votantes morenistas: mujeres mayores, menos educadas y más pobres.Ante Xóchitl, ¿habría un reajuste por parte del Presidente, decantándose por Marcelo Ebrard, quién podría ganarse a parte de la clase media mexicana? Pragmatismo o ideología: esa es la cuestión. Fernando Núñez de la Garza@FernandoNGEfnge1@hotmail.com