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125 años: algo más sobre Juan Palomar y Arias (III)

Por: Juan Palomar

125 años: algo más sobre Juan Palomar y Arias (III)

125 años: algo más sobre Juan Palomar y Arias (III)

Podía ser furioso. También, la mayoría del tiempo, podía ser muy bondadoso. Nacido en Guadalajara en 1894, vivió hasta 1987. Sus primeros 38 años, con diversas ausencias los pasó en la hacienda de la familia, la Cofradía del Rosario, cerca de San Sebastián y laguna de por medio de Zapotlán el Grande. De niño le decían el Chayote, por ser espinoso por fuera y bueno por dentro. También el Vinagrillo, por su feroz y ácida ironía. A los doce años fue internado en México para hacer la secundaria en Mascarones, el célebre colegio de los jesuitas. Cabe decir que fue huérfano de madre desde los ocho años.

En 1913, como su padre y su padrino lo hicieran 34 años antes (los cuates Carlos Borromeo Palomar y Calvillo y Juan Evangelista), los hermanos se fueron a estudiar Carlos medicina y Juan agronomía en Lovaina, Bélgica. Allí fueron, en 1914, sorprendidos por la Gran Guerra, y tuvieron que huir, en bicicleta, a París. Juan Palomar y Arias se casó allí, en 1918 con Génevieve Loriot de la Salle. En 1920 tuvieron a su único hijo, Yves Palomar.

El gobierno debe tratar el petate del muerto de Trump como una amenaza real, para lograr que sea eso, un lance que no lo llevará a ningún lado.

Los asuntos de la -por cierto ejemplar hacienda- mientras tanto, iban mal. Asaltos, exacciones, robos de cosecha y ganados, secuestros, cobros de deudas inoportunos y mal resueltos, agrarismos, etcétera. De allí que Palomar emprendiera, desde París, una vida nómada y precaria, trabajando en diversas ocupaciones, para sostener a su familia. En 1928 había muerto su mujer. Regresa a México para tratar de salvar la hacienda y estudia ingeniería civil en la Universidad de Guadalajara de 1927 a 1932.

Desde 1932 hasta 1987 (55 años) Juan Palomar ejerció con intensidad su profesión, la gran proporción del tiempo como servidor público. Fue uno de los más importantes urbanistas que ha dado Guadalajara y Jalisco. Paralelamente, realizó una brillante trayectoria como integrante de la Escuela Tapatía de Arquitectura. Luis Barragán solía decir que Palomar tenía el más certero ojo estético de Guadalajara. Edificó la Escuela Marítima en Mazatlán y la Escuela Agrícola en Tecomán. Participó en todas las acciones de urbanismo de esta ciudad y en muchas de todo el estado. Rápidamente se convirtió en la memoria de esas acciones, y muchas de otras del pasado, en nuestro medio.

Cívicamente era muy activo y defendió toda su vida el patrimonio natural y el edificado. Uno de los muchos ejemplos de lo primero fue su iniciativa de crear el Parque Alcalde. De lo segundo podría citarse la casa de Luz Brizuela, destinada ya a su demolición, rescate realizado junto con su hijo Yves. Alguna voz aviesa y ciertamente ignorante de lo anterior ha querido, sin éxito, relacionarlo con la demolición del Edificio Genoveva/ Hotel García. Esto con base en una pequeña nota el periódico y nunca ratificada, ciertamente muy ajena a la probada múltiples veces trayectoria del ingeniero Palomar. (Además de que dicho ingeniero nunca tuvo ni la función ni la autoridad de mandar demoler nada.)

Fue, junto con su íntimo amigo Efraín González Luna y otras personas fundador en Jalisco del PAN de la primera hora. Por ese partido fue, en tiempos bravos, candidato a senador. Fue también íntimo amigo de Luis Barragán cuyos restos residen en la Rotonda de los Jaliscienses ilustres. No es muy comprensible que los restos de Juan Palomar y Arias, gran servidor de la ciudad y el estado no residan también allí. A él, como el nombre de sus dos calles, ciertamente no le hubiera parecido.

jpalomar@informador.com.mx

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