Los croatas sí que aplicaron al pie de la letra la frase que dio más fama al “Chicharito” Hernández como autor de aforismos que como futbolista en el Mundial en curso: “¡Hay que imaginar cosas morrocotudas…”. Con una diferencia: que ellos sí tenían con qué.*Francia sigue siendo el favorito de la lógica; Croacia, por aplastante mayoría -hasta donde alcanza a percibirse-, el favorito sentimental de quienes alimentan, desde el fondo del corazón, la esperanza de que el triunfo definitivo sea para la escuadra que (“golpe a golpe, verso a verso”, diría Machado) fue driblando alegremente los vaticinios de los especialistas, y superando, a base de esfuerzo “y otra cosita”, los obstáculos que desde la primera ronda se le atravesaron en el camino.*A Francia se le reconoce haber exhibido la estatura futbolística necesaria para honrar la calidad de favorita con que llegó a Rusia. Algo que no pudieron hacer ni Alemania, ni Brasil, ni España, que fueron despedidos del Mundial con cajas destempladas y volvieron a casa humillados y ofendidos. Se le reconoce asimismo el liderazgo de Didier Deschamps y la capacidad de sus individualidades: la solvencia de Lloris en el marco, la dureza y el oficio de Varane y Umtiti en el cuadro bajo, la flexibilidad de Pavard y Rami en los flancos, las condiciones de “todoterreno” de Kanté en el medio campo, el manejo de balón y el talento de Pogba, Mbappé y Griezmann para sacar partido de los rompimientos que intentan de manera sistemática.Ha sido, hasta ahora, un equipo sin fisuras.*Croacia, además de sus virtudes individuales (desde Subasic en el marco hasta Mandzukic en el ataque, pasando por el medio campo en que Modric y Rakitic han sido figuras descollantes), ha demostrado un orden táctico irreprochable, una ductilidad que le ha permitido neutralizar los puntos fuertes de todos los rivales a los que ha enfrentado, el dominio de una línea de juego que privilegia la posesión y la circulación de la pelota…Pero, por sobre todas las cosas, el corazón que le ha permitido llevar tres partidos a las instancias extremas -tres a los tiempos extra, dos a las series de penaltis- para poner en la balanza, cuando ya se ha puesto todo el futbol que se llevaba en las alforjas y todavía no alcanza..., lo que es fama que se le pone al rompope.