Hasta donde se sabe, ocho de los nueve técnicos que han sido cesados de sus equipos en lo que va del Torneo de Apertura, no han hecho declaraciones al respecto. José Saturnino Cardozo sí.El fenómeno se explica por sí mismo: la popularidad del Guadalajara hace la diferencia. Pero, además, la entrevista de Cardozo con un canal de televisión -algunos de cuyos aspectos fueron replicados o comentados por otros medios- tuvo un importante valor agregado: fue, principalmente por las respuestas, y salvo prueba en contrario, la mejor entrevista que se le haya hecho a José desde su contratación como técnico de las “Chivas”.*Al declarar que “la gente -en alusión a los simpatizantes del equipo- nunca me aceptó como entrenador”, Cardozo alude a un factor emocional básico: si en la mejor etapa de su notable carrera como futbolista fue símbolo viviente del Toluca, es natural que los seguidores del Guadalajara lo identificaran como la representación de uno de los más encarnizados adversarios del “Rebaño”. El profesionalismo no aniquila el antecedente de una rivalidad, ni borra los recuerdos de momentos amargos -derrotas, frustraciones…- para los rayados, causados por los goles del paraguayo y por los triunfos de su equipo de entonces.Declarar que el Guadalajara no satisfizo sus expectativas como entrenador, de ninguna manera se contradice con la versión de que la directiva cumplió todas sus exigencias en lo que hace a contrataciones. La versión cojea: “un jugador” -cuyo nombre no fue revelado- solicitado por José, no fue contratado. Pero aunque sus demandas se hubieran cumplido íntegramente, no hay en el futbol una fórmula que garantice los resultados deseados por los dirigentes y exigidos por los aficionados. (Pregúntenselo al Real Madrid...).*Su versión de que las críticas a su sistema carecen de fundamento, tiene una base incuestionable: “El sistema -según sus palabras- es importante, pero no se gana por la estrategia; el futbol es de los futbolistas”… En el Guadalajara hubo errores defensivos puntuales que costaron goles en contra, y errores ofensivos puntuales -fallas frente al marco por falta de contundencia- que costaron goles en contra; esos errores, sumados, se tradujeron en resultados que se quedaron, en efecto, “por debajo de las expectativas”... y de los buenos deseos.Impecable en el análisis, respetuoso de dirigentes y jugadores, Cardozo, en conclusión, dijo unas cuantas verdades -rotundas, irrebatibles- que, como es del dominio público, “no pecan… pero incomodan”.