México, históricamente, ha sido un país celoso de su prestigio en materia diplomática. A cambio de ocasionales pintitos en el arroz –una trifulca en que se vio involucrado Porfirio Muñoz Ledo cuando representaba a México en la ONU, o la filtración del “comes y te vas” del entonces presidente Fox a Fidel Castro—, el País ha cosechado innumerables reconocimientos y aun altísimas distinciones, como el Premio Nobel de la Paz otorgado en 1982 a Alfonso García Robles.Contrasta, en ese orden de ideas, la expulsión de la embajadora mexicana en La Paz, María Teresa Mercado, y de dos diplomáticos españoles, decidida y anunciada ayer por la presidenta de Bolivia, Jeanine Áñez, por haber “lesionado gravemente la soberanía del pueblo y del Gobierno constitucional” de ese país.-II-El incidente que motivó la decisión ocurrió el viernes pasado en la Embajada de México en La Paz, a la que acudieron los diplomáticos españoles que también fueron expulsados, escoltados por agentes policiales bolivianos, a invitación de la embajadora mexicana. Cuando agentes españoles se disponían a recoger a los funcionarios de su país, los policías bolivianos que custodiaban el inmueble les impidieron el paso. Las autoridades bolivianas sostienen que los agentes españoles querrían sacar clandestinamente de la legación diplomática mexicana a una decena de ex funcionarios del Gobierno del depuesto Evo Morales, entre los cuales el exministro de la Presidencia, Juan Ramón Quintana, acusado de terrorismo y sedición, quienes se encuentran allí, refugiados, en espera del salvoconducto que les permita asilarse en México, como sucedió brevemente con el mismo Morales, hasta que éste optó por trasladarse a Buenos Aires.-III-Abanderado de la Doctrina Estrada, que sustenta el principio de “No Intervención y Autodeterminación de los Pueblos”, y practicante inveterado del derecho de asilo –ejercido, por mencionar los ejemplos más notorios, a favor de los españoles enfrentados al régimen de Francisco Franco, y de los chilenos opuestos al golpe de estado de Augusto Pinochet contra Salvador Allende—, México, al acoger, por razones humanitarias, a quienes se dicen perseguidos políticos, por una parte, y han sido declarados delincuentes por las autoridades de su propio país, por la otra, ha tenido que hacer maniobras en la cuerda floja varias veces en el curso de la historia.Es el caso… Es probable –y deseable— que en los primeros días del nuevo año (que se desea venturoso para el lector amable), el tiempo ponga las cosas en su sitio.