Como, según el adagio, “a cada capillita le llega su fiestecita”, le llegó el turno a la del Guadalajara.Ayer, conforme se sucedían su transitoria caída a la lona -el gol con que Pardo puso adelante al Toluca-, su vuelta a la vida con el gol de “Chofis”, la voltereta en el marcador con el primer tanto de Pulido y la puntilla para los “Diablos Rojos” con el segundo gol de Alan en el encuentro, se sucedieron, también, incontenibles, los elogios para los rayados: que si el talento de “Chofis”; que si la contundencia que catapultó a Pulido a la calidad del mejor goleador mexicano -hasta ahora- del campeonato; que si la contribución de Brizuela y el “Chapo” Sánchez por los pases que sus compañeros complementaron con el toque definitivo; que, por si hiciera falta, la prueba palpable de que Luis Fernando Tena es un técnico competente, y que merece la oportunidad de continuar al frente del equipo más popular de México, pero en circunstancias menos angustiosas…Todo -la verdad sea dicha- muy merecido; muy a tono con lo que sucedía en la cancha de “La Bombonera”, donde, más que un partido de futbol, tuvo lugar un juego: la versión futbolera del viejo juego del gato con el ratón, para ser exactos.Sin el menor afán ánimo de demeritar la victoria del Guadalajara -legítima, nítida, inobjetable-, se impone subrayar las facilidades que recibió del rival en turno…Si al Guadalajara hay que elogiarle el esfuerzo, el orden, la capacidad de reacción y el manejo de partido, del Toluca debe destacarse su total inoperancia.Defendió mal, como quedó de manifiesto en las facilidades para que los atacantes rayados realizaran los trazos y movimientos que les permitieron llegar hasta las narices de Talavera, acribillarlo a placer… y aun darle la oportunidad de ser uno de los pocos jugadores locales que se salvaron con cierto decoro de la quema, con dos o tres intervenciones que evitaron que la derrota se escribiera con cifras escandalosas. Y atacó peor, como lo demostró el hecho de que Toño Rodríguez tuvo casi un día de campo y fue punto menos que desafanado espectador del “show” que dio su equipo, cómodamente apoltronado en butaca de ringside.Se explica, pues, por lo trespeleque del adversario en turno, la notoria falta de quórum, ayer, para festejar la victoria en la “Minerva”.