Hasta ayer por la tarde, Rubén Omar Romano parecía ser el candidato más viable a recibir por parte del Atlas —en plena crisis de resultados, por cierto— la consabida “otra oportunidad”… Las reacciones en las redes sociales se acumulaban desde que surgieron las primeras versiones en ese sentido. Hasta donde alcanza a percibirse, hay consenso en que el elegido —caso de confirmarse— no es precisamente el más idóneo: ni ha conseguido títulos desde que ejerce como entrenador, ni su historial lo avala como el técnico ganador que los devotos de la casa quisieran para la encomienda.*Bien… Puestos a puntualizar, quizá los observadores acepten que difícilmente un equipo en crisis, como el Atlas, resolverá todos sus problemas por el simple hecho de contratar un entrenador prestigioso.Si fuera factible designar a “Tuca” Ferretti para el cargo, por ejemplo, sólo un ingenuo esperaría que el equipo rojinegro empezara a funcionar como los “Tigres”... sin tener en su plantel a los Gignac, Valencia, Aquino, Vargas, Ayala, Juninho, Zelayarán, Dueñas y compañía. O si el mismísimo Pep Guardiola les llegara, caído del cielo, para que el Atlas comenzara a tener desempeños —y rendimientos, sobre todo— como los de los Barcelona, Bayern Munich y Manchester City, harían falta jugadores como los que encontró o consiguió que le contrataran el técnico catalán.*Lo mismo si la designación de Romano se concreta que si hay un brusco viraje de la directiva a favor de otro cualquiera de los candidatos que se han manejado, más exitoso en su carrera incluso —Vucetich y La Volpe han estado en la lista—, lo honesto sería que el elegido pusiera, desde un principio, las cartas sobre la mesa; que admitiera que el Atlas actual carece de figuras capaces de hacerlo “competitivo”, entendido como capaz de buscar un lugar en la “Liguilla” y de aspirar seriamente al título; y que comprometiera, a continuación, a los dirigentes —sin perjuicio de promover a los jugadores de las Fuerzas Básicas que quizá ya estén listos para dar el salto al plantel profesional—, a buscar, donde los haya y al precio que sea necesario pagar, cinco o seis jugadores de primera línea, capaces de ganar plaza de titulares… y de sacar del hoyo al equipo.Colofón: en el Atlas actual no puede haber guisado de liebre… pero no por falta de cocinero, sino de liebres.