Sí: es probable que una vez que pase de la declaración periodística -difundida ayer-a la propuesta formal a los dirigentes de la Liga MX, la inquietud de Gerardo Martino porque se reduzcan las plazas de jugadores extranjeros y en la misma medida se incrementen las de mexicanos, sea escuchada… y -lo mejor- atendida. Y no precisamente porque sea el técnico nacional quien lo recomiende, sino porque parece haber consenso de críticos, entrenadores, dirigentes y aficionados en ese sentido; porque es lo que dicta la razón; porque lo ordena el sentido común, en suma…, aunque también en el peculiar mundillo del futbol aplica la sentencia de que “el sentido común es el menos común de todos los sentidos”.Las modificaciones a las reglas, que llevaron a la situación actual en que se permite la presencia hasta de nueve jugadores extranjeros por equipo en las alineaciones -lo que hace que la participación de los mexicanos sea meramente simbólica-, son relativamente recientes…La norma, prácticamente desde los orígenes del profesionalismo -en 1945-, permitía hasta tres jugadores extranjeros por equipo en la alineación. La cuota se amplió al revocarse un decreto del Presidente Manuel Ávila Camacho, de tiempos de la postguerra, que para ciertos efectos discriminaba a los mexicanos por naturalización. Al modificarse las leyes, muchos futbolistas foráneos se naturalizaron, ocuparon plazas como nacionales… y redujeron las correspondientes a los mexicanos por nacimiento.El fenómeno se acentuó al hacerse nuevas modificaciones al Reglamento de Competencia, en beneficio de la importación… y en detrimento de las oportunidades para los locales.Se explica que los dirigentes de clubes quieran mejorar la calidad del espectáculo y acrecentar la competitividad de sus equipos. Sin embargo, en función del axioma según el cual “Ni tanto que queme al santo, ni tanto que no lo alumbre”, se comprende que el técnico nacional sea el primer interesado en que la producción casera de futbolistas no decrezca… especialmente porque desde el momento mismo de su contratación captó que tanto aficionados como críticos, e incluso los mismos dirigentes de clubes, entienden que una Selección Nacional propiamente dicha debe cancelar -o reducir al mínimo, en todo caso- la necesidad de apelar al recurso de convocar a jugadores naturalizados para hacer frente, no sólo con la mayor dignidad sino también con la mayor autenticidad posible, a sus compromisos.Así que…