Dar por descontado que Ricardo Peláez llegará a dar el cerrojazo, de sopetón, al actual ciclo de “Chivas Flacas” y a inaugurar el correspondiente de “Chivas Gordas”, sería ilusorio. Esperar, en cambio, que las decisiones ejecutivas que se tomen a raíz de su incorporación, en calidad de director deportivo, a la directiva del (pese a todo) club más popular de México, saque al buey de la barranca -la zona de descenso- y lo proyecte a regiones más decorosas del tabulador, parece factible.De entrada: que Peláez hubiera ocupado puestos directivos en los América y Cruz Azul, de ninguna manera lo descalifica para hacerlo ahora en el Guadalajara. Si como futbolista dejó huella como profesional a carta cabal con tres temporadas en dos etapas en el América y durante diez campañas en el Necaxa, hasta cerrar su carrera con el Guadalajara, precisamente, como dirigente hará otro tanto… en la medida en que los dueños del juguete secunden sus iniciativas.Que ganara dos títulos de Liga con el América y disputara una final con el Cruz Azul, ya como directivo, no debe interpretarse como síntoma de que Ricardo tiene en el bolsillo la fórmula del éxito… ni, mucho menos, como garantía de que tocará al Guadalajara con su varita mágica para devolverle el protagonismo de sus mejores tiempos.Hay que entender, ante todo, que Peláez ha dado probadas señales de tener ideas claras. No habrá llegado al cargo que ahora desempeñará en el Guadalajara, vendiendo humo a los dueños del juguete… Una cosa es el historial y la popularidad de las “Chivas”, y otra muy diferente su potencial. El cuento de que a ese equipo le basta y le sobra con la camiseta para ganar partidos -y campeonatos, en consecuencia-, según la celebrada frase del “Tigre” Sepúlveda, pasa como anécdota.La realidad es, primero, que los alcances futbolísticos del Guadalajara actual son limitados; segundo, que los recursos económicos de los dueños de la franquicia también lo son; tercero, que el material humano disponible en el mercado es reducido; y cuarto, que varios equipos -media docena, por lo menos- lo aventajan claramente, hoy por hoy, en todos los departamentos.En esas condiciones, la aportación inicial de Peláez consistirá en elaborar, más allá de ilusiones infundadas de los dirigentes y de exigencias desorbitadas de los aficionados, un proyecto factible... Tan claro como eso.
