Hasta hace relativamente pocos años, cuando México y Estados Unidos estaban por enfrentarse en una cancha de futbol, la gran incógnita no consistía en quién sería el vencedor… sino qué tan estruendosa sería la goleada.Hay, sin embargo, una notoria excepción a esa regla: México ya había clasificado para el Mundial de Italia-1934 -el segundo de la historia- cuando la FIFA aceptó la inscripción extemporánea de la federación estadounidense, y decidió que la participación en el Mundial se decidiera, ya en Italia, en un solo partido.Se refiere que las dos selecciones viajaron a Europa en el mismo barco, y que los mexicanos comisionaron a un “espía” para ver cómo entrenaban los estadounidenses.-No se preocupen -informó-. Entrenan… ¡jugando beisbol!Cierto o no, el caso es que Aldo Donelli, descendiente de emigrantes italianos, que lo mismo jugaba “foot-ball” (americano) que “soccer”, y pateaba los despejes y los intentos de gol de campo con el Duquesne University, fue invitado al Mundial… y se convirtió en la figura de ese partido, jugado el 24 de mayo en el Estadio Olímpico de Roma. Las crónicas señalaban que “La superioridad física del equipo de Estados Unidos, que jugó con elementos de gran talla, de una preparación adecuada y de técnica y recursos”, se concretó en una victoria sobre los mexicanos por 4-2. Donelli fue el autor de los cuatro goles estadounidenses.En las cuatro décadas siguientes, el futbol en México tuvo un crecimiento lento pero continuado. En Estados Unidos, en tanto, el “soccer” se estancó. Fue hasta los años setentas del siglo pasado que se dieron los pasos orientados -como se escribió en un reportaje de la época- a “el nacimiento de un gigante”, con los resultados que están a la vista: con sus más y sus menos, Estados Unidos, incorporando figuras que algo conservaban de sus facultades -Pelé y Beckenbauer en los inicios, Kaká, Pirlo e Ibrahimovic en años recientes- ya rivaliza con México, por el crecimiento de su Liga y por los números de su selección en Copas del Mundo, especialmente desde que se incrementaron las plazas que se asignaban a la zona geográfica, como mandón en la Concacaf.Esa es, objetivamente, la realidad. Que ambas selecciones llegaran a la final -a disputarse mañana- de la Copa Oro, es cuestión de lógica… lo mismo que el calificativo (“de pronóstico reservado”) para su desenlace.