Lunes, 25 de Noviembre 2024

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* “Nombres vemos…”

Por: Jaime García Elías

* “Nombres vemos…”

* “Nombres vemos…”

De vuelta con la inevitable analogía de los cocineros -que mucho tienen en común con los entrenadores-, pretender asignar una calificación a Gerardo Martino por la lista de seleccionados nacionales difundida el martes -la primera de su gestión, por cierto-, es tan impropio (por no decir tan necio… o tan ingenuo, en el mejor de los casos) como pretender juzgar al cocinero de un restaurante, por el menú que se ofrece a los posibles comensales.

Hay platillos que no corresponden, en el paladar, a lo que prometen en la carta. Hay platillos que aprueban por su aspecto, pero reprueban por su sabor. Hay platillos que a nadie seducen por su apariencia, pero a cualquiera desarman -en el buen sentido- por su sazón… Con los equipos de futbol puede suceder lo mismo: una cosa son los nombres de los jugadores que integran la alineación; otra muy diferente puede ser el funcionamiento colectivo… O, lo más importante, los resultados que se consiguen con esa fórmula.

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A Juan Carlos Osorio, técnico nacional en el anterior ciclo mundialista, se le cuestionaban sus sistemáticas “rotaciones”; su afán de modificar la alineación del “Tri”, partido tras partido…

Su argumento reiterativo consistía en que todos los jugadores convocados tenían las mismas posibilidades de alinear, y que las decisiones dependerían de las características que se consideraran adecuadas, en función de las fortalezas y debilidades del adversario en turno… Lo que Osorio no decía, pero era obvio -aunque no para sus críticos más aferrados-, era que parte de su sistema consistía justamente en ocultar su juego a los rivales. No lo declaraba abiertamente -mitad por educado, mitad por astuto-, pero si se negaba a repetir alineaciones, como le exigían los “conocedores”, era, entre otras cosas, porque esa fórmula, utilizada sistemáticamente por la gran mayoría de sus predecesores en el cargo, es un arma de dos filos: propicia, por una parte, que los jugadores se conozcan mejor… pero permite, por la otra, que también los conozcan los entrenadores de los rivales que van saliendo al paso, y dispongan las fórmulas tácticas o estratégicas que estimen adecuadas para neutralizarlos.

Algo, por lo demás, que quedó demostrado con los mediocres resultados que coleccionaron sus antecesores (“Chepo”, Meza, etc.): contrastantes, al menos en la fase clasificatoria, con los aprobatorios conseguidos por el colombiano durante su gestión.

Moraleja del cuento: “Nombres vemos, equipo aún no conocemos”.

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