Tuvieron que pasar un año, dos meses y cuatro días para que el Veracruz volviera a ganar un partido. Desde el 25 de agosto de 2018, cuando venció al Tijuana por 1-0, hasta el martes pasado que se impuso al Puebla con el mismo marcador, los “Escualos” realizaron la nada envidiable hazaña -o su antónimo, que no existe- de sumar 41 encuentros consecutivos sin victoria. No cuenta, para esos efectos, su triunfo de la semana pasada, en partido de Copa, sobre Alebrijes, también por 1-0, porque ese torneo, tanto en sus orígenes como en su reedición actual, en México es plato de segunda mesa: torneo de relleno, y gracias.Pendiente el desenlace del actual Torneo de Liga, en el que previsiblemente volverá a ser sotanero en la tabla de cocientes y difícilmente aportará una multa superior a la de 120 millones de pesos que lo salvó del descenso la vez pasada, el Veracruz parece condenado, si no a la extinción (hay plazas, como Irapuato y Tampico, por mencionar sólo dos ejemplos, que van y vienen entre la Primera División y la hoy llamada Liga de Ascenso), sí, al menos, a desaparecer temporalmente del panorama. Y lo peor: a hacerlo de manera vergonzosa, dejando en los anales del futbol mundial -no sólo el mexicano-una marca ominosa.En tanto, el escandaloso descalabro del Atlas ante los “Pumas” -propiciado, en gran medida, por la expulsión de Santamaría cuando los cartones estaban empatados a un gol- remite al comunicado del pasado 20 de mayo, que difundió la noticia de que el Grupo Orlegi sería, a partir de entonces, el nuevo propietario del equipo rojinegro.En las primeras líneas del comunicado se decía que “El Atlas y su afición merecen estar siempre la cima y disputando títulos”… aunque la maldita historia desmiente esa hermosa intención. Se recordaba, de paso, que cinco años antes, “cuando el Atlas atravesaba uno de los momentos más críticos de su historia”, el grupo TV Azteca asumió “el reto de revertir esa situación”: algo que, como consta en actas, tampoco pasó de los buenos deseos.Considerando que tiene partidos pendientes ante San Luis y Monterrey y una jornada de descanso (seis puntos apenas por disputar y escasas perspectivas de ganarlos todos), cabe suponer que la ilusión de entrar a la “Liguilla”, aunque sea como relleno del pastel, quedará -como de costumbre…- para mejor ocasión.