El comunicado que oficializó la decisión de cambiar de sede y de nombre al Morelia a partir de la próxima temporada, lo dice muy claramente: primero, que “Los cambios de sede se han dado en distintos clubes y equipos profesionales en todo el mundo”; después, que “La mudanza a Mazatlán, aunque difícil, dará viabilidad de largo plazo a una organización comprometida con el deporte”.La “organización” de referencia, por supuesto, no es un club ni una asociación cuya primordial función o razón de ser sea el fomento o la explotación comercial del deporte, sino las empresas –un canal de televisión, un banco, una tienda de departamentos con sucursales en muchas ciudades del país...— que han permitido a su propietario, Ricardo Salinas Pliego, uno de los hombres más ricos de México, darse el lujo de tener un equipo de futbol profesional –o dos, cuando adquirió también al Atlas— como su juguete caro.*Si, como indica el comunicado, la mudanza “dará viabilidad” –es decir, le permitirá hacer más rentable, más exitoso financieramente— al equipo, seguramente porque ya se hicieron los estudios de mercado obligados, previos a una decisión de ese calibre, asunto concluido. Sea sincero o no el sentimiento de gratitud hacia la afición de(l) Morelia, si Mazatlán, como ciudad, ofrece mejores perspectivas, la decisión es legítima… aunque lastime a miles de aficionados y perjudique en lo económico a cientos de personas que tuvieron en la permanencia del equipo en la capital michoacana, durante muchos años –cerca de 40 desde su más reciente ascenso a la Primera División—, una bendición…, y quizás, incluso, su medio de vida.*El éxodo e incluso la desaparición de equipos de Primera División no es, en México, una novedad absoluta. Pachuca, la cuna del futbol en el país, debió esperar muchos años hasta tener un equipo profesional. Atlante y Necaxa eran protagonistas del primer “Clásico” capitalino al que se dio ese rango, y, desde hace varios años, ni uno ni otro residen en la Ciudad de México. Guadalajara tuvo al Nacional, Oro (después Jalisco) y las dos universidades, y al final se quedó con sus dos equipos tradicionales… desvinculados, además, de sus clubes de origen.De donde se desprende que, también en este caso, aplica la frase del recientemente fallecido Nacho Trelles: “Este cambio, como todos los que se hacen en la vida, se hace con la intención de mejorar”.